“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento” es la famosa frase de Hipócrates que llevó a la experta en nutrición Hellen Kalach a enfocarse en el bienestar que produce la nutrición holística, la cual promete cambiar no sólo la dieta que llevamos, sino nuestro estilo de vida, y es que, además de velar por el bienestar, busca establecer un diálogo con las necesidades más profundas para encontrar el equilibrio físico, mental y emocional, pues de nada sirve cambiar el modo de alimentarnos si no modificamos nuestro diario vivir.
Lo mejor de todo es que se adapta a cualquier persona: “Si llega a mi consultorio un atleta de alto rendimiento no le doy una dieta semejante a la de una embarazada, ya que sus reservas calóricas y neurológicas son distintas, por eso ningún régimen es el mismo para todos; me gusta que mis pacientes me cuenten su día completo, con el fin de detectar qué es vital para entrar en balance y eso es precisamente lo que busca esta alternativa, la cual debe acompañarnos en todas las áreas de nuestra vida”, asegura.
Conecta con tus sentimientos profundos
La nutrición holística es un programa inclusivo que da la misma importancia a la dieta que a nuestras emociones: hay que olvidarse de contar calorías para centrarse en la calidad de los nutrientes y así atacar el problema de raíz, y averiguar cuál es el vacío que intentamos llenar con la comida. Y de hecho, si lo hacemos bien, hasta puede ayudarnos a bajar de peso.
Este tema se torna aún más interesante al poner de relieve un estudio realizado por la facultad de medicina de la Universidad de Harvard, el cual afirma que sostener pensamientos negativos o un lenguaje tóxico a nivel gastroneuronal en realidad impide que consigamos el propósito de eliminar esos kilos extra o disfrutar de otras ofertas gastronómicas benéficas y saludables.
Y es que se ha descubierto que tenemos un segundo cerebro en el estómago, lo que arroja nuevos conocimientos sobre el aprovechamiento energético y anímico, ejemplo de ello es cuando nos decimos una y mil veces: “Ninguna dieta me sirve” o “me cuesta mucho alcanzar mis logros”, vibraciones preestablecidas que hacen que el cuerpo acate que nada funcionará al concentrar la energía en los decretos y mentalizaciones incorrectas.
“Al analizar los marcadores de mis pacientes (lo que les gusta y lo que no) he podido comprobar que avanzamos más rápido en sus metas, ya que de este modo dejamos fuera del lenguaje expresiones de severidad, como sacrificio o esfuerzo, y en cambio las reemplazamos por otras más inspiradoras: pausa o rutina, ya que a nadie le gusta castigarse, entonces, si hoy rompiste la dieta ¡está bien!, no hay de qué preocuparse, tal vez tu cuerpo necesitaba más azúcar u otro nutriente, pero el resto del tiempo les pido que sean fieles y se apeguen al programa diseñado”, expresa Hellen, quien, además de crear programas dietarios, ha impulsado una línea de snacks saludables, I am(aranth), con ingredientes que respetan a la tierra y sus procesos para estar en sintonía con la naturaleza.
La comida confortable no es la respuesta
Para muchas de nosotras alimentarnos más que una necesidad es un placer, la pregunta es: ¿Por qué refugiarnos en la comida? La alternativa a los platillos cómodos o rápidos es el contacto mediante el cariño y la compañía, como sugiere la psicóloga Thelma Rushkin, del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica de Chile. “Cuando asociamos alimentos (desde bebidas embriagantes hasta comida chatarra) y emociones es un arma de dos filos, ya que traen a la memoria recuerdos lindos o tristes. En ambos casos lo prudente es pensar si eso libera mi dolor”, señala.
¡Empieza a comer sano!
¿La buena noticia? Cambiar los patrones negativos es posible. Si detectamos que nos sentimos cansadas, irritadas o inflamadas, no sólo se debe a una alimentación desequilibrada, sino a la falta de movimiento, pues el confinamiento nos impide hacer actividades cotidianas, por lo que apostar por una rutina de ejercicios y preparar un menú para toda la semana hará la diferencia en nuestra cintura y cartera, ya que al apegarnos a un régimen y a un presupuesto necesitaremos menos comida rápida o confortable. “En vez de consumir alimentos congelados o preparar platos que no despierten nuevas emociones, hay que optar por probar cosas saludables, y es que cocinar es un acto de amor propio que despierta nuestros sentidos del aletargamiento, al estimularnos mediante texturas, olores y sabores, ello nos permite expandir el paladar y redescubrir gustos personales”. Así que es momento de volver a lo sano y natural, y no sólo cambiar nuestra dieta, sino el modo de vivir. ¡Sintoniza tu mente, corazón y cuerpo, y a disfrutar de un físico pleno sin agotamiento, estrés o dolencias!
Razones para incluirla en tu vida
1. Se trata de una alimentación que nutre a nivel celular, cuyo objetivo es que no pases hambre.
2. Invita a mejorar nuestra vida: dormir mejor, mantenernos activas, practicar mindfulness, fomentar relaciones sociales positivas y encontrar la raíz de los comportamientos nocivos para optar por una alimentación sana.
3. Cuando cocinamos liberamos el cuarteto de la felicidad en nuestra cabeza, es decir: serotonina, dopamina, endorfina y oxitocina, lo cual contribuye a relajarnos y estar saludables.
4. Promueve que comamos sin prisa para reconectarnos con nuestro centro y procesar mejor los alimentos, pues la digestión se entorpece al masticar rápido.
HELLEN KALACH
EXPERTA EN NUTRICIÓN
@hellenhealth