Se acerca la hora del desayuno. Al echar un vistazo a tu refri y alacena decides cocinar un par de huevos que acompañarás con dos rebanadas de pan, aguacate y café. ¡Sencillo, nutritivo y suficiente! Pero, quizá, lo que aún no has considerado es integrar a tu dieta alimentos orgánicos o comprar en tiendas que promuevan el comercio justo, incluso de los propios campesinos que trajeron al mercado sus cosechas. ¿Esto podría beneficiarte? ¡Por supuesto!
La alimentación orgánica es sostenible al tener un menor impacto medioambiental, señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ya que en el cultivo de los productos no se usan pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales, y la cría de especies se hace en condiciones que se adaptan a sus comportamientos naturales.
Adicional a ello, los cultivos orgánicos buscan hacer eficiente el uso de agua –en casi todos, el riego es mediante la lluvia– y fomentan el comercio justo, lo que en su conjunto ayuda a preservar los ecosistemas y promover la agricultura regenerativa, explica Paola González, de la empresa mexicana de comercialización y abasto de productos orgánicos sustentables certificados Aires de Campo.
Si pensamos en un desayuno con base en huevos –de hecho en México se consumen 345 al año por persona, lo que ubica al país como el primer consumidor de huevo per cápita en el mundo–, al elegir los orgánicos el impacto medioambiental, sin duda alguna, es menor. “Nuestro bienestar se ve afectado no sólo por nuestros hábitos alimenticios, sino por el modo en que se produce nuestra comida”, dice Paola, por ello procura consumir alimentos regionales, estacionales, ecológicos y socialmente justos. ¡Aportarás tu granito de arena!
Fíjate bien
Al comprar un producto orgánico busca que tenga certificación y, de ser posible, que haya sido cultivado localmente, pues “si lo hacemos viajar miles de kilómetros, le quitamos el beneficio obtenido en la producción, por la huella de carbono que genera el transporte”, asegura Paola González.