Si ya leíste sobre Mary Roche, la tía de la princesa Diana que predijo su futuro, es momento de conocer a otro familiar con una dramática vida y sorprendentes coincidencias a la fallecida princesa de Gales. Georgiana Cavendish, duquesa de Devonshire, nació como Georgiana Spencer —en efecto, era del clan Spencer—, estuvo involucrada románticamente con un Carlos y siempre se sintió atrapada en su vida de realeza.
¿Quién fue la duquesa Georgiana?
Georgiana nació el 7 de junio de 1757 en el seno de la familia Spencer, una de las dinastías inglesas más poderosas —de hecho se dice que la ascendencia británica de Diana es más “pura” que la de la reina Isabel. Georgina creció en Althorop, al igual que la princesa Diana y donde actualmente se encuentra su tumba, y sus padres fueron John Spencer y Georgiana, seguido de sus hermanos menores Henrietta y George. A su papá lo convirtieron en vizconde Spencer en 1761 y ella pasó a ser Lady Georgiana Spencer.
El infeliz matrimonio de la duquesa Georgiana
El título de Lady cambió hacia un rango mayor, pues con 17 años desposó al soltero más codiciado del momento, William Cavendish, 5° duque de Devonshire. Ser esposa del hombre más rico del momento no fue suficiente para otorgarle toda la felicidad a Georgiana, pues en realidad tenían muy poco en común. A la adolescente recién casada la hicieron encargarse de Chatsworth House, una casa con establos, un jardín de 105 acres y un parque natural de 1,822 acres. Claramente no era una tarea sencilla para una niña: “su primer verano en Chatsworth fue una completa pesadilla para ella”, dijo Amanda Foreman, autora de The Duchess, en el documental The sad story of Georgiana duchess of Devonshire, “le dieron las llaves a la casa y ahora esperaban que ella se encargara de esa enorme propiedad, y estaba muerta de miedo”. Una similitud con la princesa Diana, considerando que ella llegó al altar de 20 años y se había casado nada menos que con el heredero al trono británico.
Al igual que le pasó a Lady Di, a Georgiana le exigieron un heredero casi de manera inmediata; no contaría con que le tomó ocho años embarazarse, y fue niña. Con las cosas sin salir como esperaría, la duquesa se dedicó a las apuestas y quedó en una exhorbitante deuda —al grado de tenerle que pedir dinero a todos sus amigos, incluyendo al príncipe Gales de aquella época.
Lady Elizabeth Foster, la Camilla Parker de la duquesa Georgiana
Con una gran deuda y un matrimonio infeliz, Georgiana se sentía cada vez más alejada de un círculo social, hasta que encontró consuelo en Lady Elizabeth Foster, una escritora y aristócrata inglesa. Georgiana pensó que en ella recaería una gran amistad, pero fue todo lo contrario: “Lady Elizabeth Foster, universalmente conocida como Bess, fue la serpiente entre la hierba por excelencia”, recalca Amanda, “la gente que la conocía sabía que ella era 100% falsa. Y también sabían que la verdadera ambición de Bess era desterrar a Georgiana; destruirla y quedarse con el duque para ella”. ¿Nos suena conocida la historia?
Bess se ganó el afecto tanto de Georgiana como del duque, hasta que éste la hizo su amante y tuvieron hijos ilegítimos (niña y niño). Pasaron 15 años de matrimonio y a los 32 finalmente Georgiana dio a luz a un varón, a William George Spencer Cavendish (y lo llamaban ‘Hert’). Este suceso fue algo sumamente bueno tanto para el pueblo como para la propia duquesa, pues como relata Amanda, “ella ya podía buscar el amor en otro lugar”. Y así fue: Georgina se hizo amante del conde Charles Grey, quien era mucho menor de edad que ella, y se embarazó.
Lamentablemente el duque de Devonshire expulsó a Georgiana hacia Francia, separándola de sus hijos y dejando entrada completa a Bess para hacerle compañía. Georgina, creyendo que moriría dando a luz, le escribió una carta a su hijo el heredero usando su sangre como tinta: “mi querido hijo, tan pronto como seas lo suficientemente mayor para entender esta carta, te la entregarán. Contiene el único regalo que puedo hacerte: mi bendición, escrita en mi sangre… ¡Ay, me he ido antes de que puedas reconocerme!, pero te amé, te alimenté nueve meses con mi pecho. Te amo mucho”.
Georgina dio a luz a su hija ilegítima, Eliza Country, pero se vio obligada a darla a la familia de su amante —aunque sí podía visitarla. Momentáneamente Georgiana pudo regresar, pero el duque de Devonshire le pidió renunciar a su amor por Charles —y tuvo que retornar al triángulo amoroso entre su esposo y Bess, algo que nos rememora a la princesa Diana mencionando “éramos tres en el matrimonio, así que estaba un poco lleno”, en la ‘entrevista del siglo’—.
Si hacemos un salto en el tiempo, llegaremos a la muerte de la duquesa Georgina en 1806, quien falleció a los 48, y tres años después Bess se casó con el heredero y se convirtió en la duquesa de Devonshire —al menos el título de princesa de Gales sí lo respetó Camilla…—.
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Georgina y la princesa Diana, dos royals altruistas, íconos de moda y apasionadas
Pero las coincidencias entre Diana y su tía-tatarabuela no tienen que ser enteramente negativas, ambas tuvieron un historial de altruismo y moda al mismo nivel de popularidad para su época. Sobre el primer aspecto, se dice que Georgiana era sumamente carismática y de buen corazón.
“Cuando un individuo en condiciones precarias se le acercaba, ella siempre encontraba la manera de alivianarlo, dejando atrás sus propias necesidades. Uno debe ser justo antes de ser generoso. Pero es imposible no sentirse cautivado por el amable impulso que la caracterizaba, sin dudarlo un momento, protegía al otro de la angustia”, escribieron Francis Steuart y Lady Charlotte Campbell Bury en el libro ‘The Diary of a Lady-in-Waiting’.
Diana, como Georgiana, era la princesa del altruismo, pero también fueron íconos de la moda. La duquesa de Devonshire era muy amiga de María Antonieta, así que lucía toda la moda francesa en Inglaterra y causaba sensación por sus arriesgadas apuestas.
“Su figura juvenil, su bondad desmedida, su sentido común y vivaz modestia, y su modesta familiaridad la convierten en un fenómeno”, escribió el historiador Horace Walpole sobre Georgina.
Y al igual que Lady Di, después de su muerte, Georgina se volvió un caso de estudio e intriga histórica, que con un cariño insaciable por sus hijos y un altruismo desenfadado, quizá, tan solo quizá, le pasó su carácter a su bis-sobrina.