Excentricidades y caprichos “locos” de los royals

A diferencia del resto de los mortales, los integrantes de la realeza hacen lo que quieren. No hay filtros, ni prohibiciones. Para muestra, esta larga lista con algunas de las excentricidades de la realeza.

Las excenticidades de la realeza

Maha Vajiralongkorn

Comencemos con el nuevo rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, un playboy de 64 años, que se ha divorciado tres veces. ¿Su verdadero amor? Los perros.

Vive tan enamorado de sus mascotas, que nombró a Foo Foo, su poodle favorito, Jefe de la Fuerza Aérea Tailandesa.

Al morir, le hizo unos impresionantes funerales oficiales de cuatro días, donde obligó a su esposa a bailar semidesnuda en honor a Foo Foo.

El nuevo rey es tildado de ser “un hombre cruel que no quiere a sus hijos, a quienes quitó sus títulos y obligó a ir al exilio”.

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Maha Chakri Sirindhorn

Su hermana, la princesa Maha Chakri Sirindhorn, se desplaza con un séquito de 30 personas, que incluyen guardaespaldas ¡y astrónomos!, porque las estrellas determinan el cien por ciento de sus movimientos.

Cuando viaja, no se baja del avión si no hay una alfombra roja y soldados, asistentes y empleados con guantes blancos, ¡los que por ningún concepto pueden tocarla!

Marta Luisa de Noruega

Mientras tanto, la princesa Marta Luisa, hija mayor del rey Harald V de Noruega y hermana del príncipe Haakon, afirma tener poderes paranormales y hablar regularmente con los muertos y con su ángel de la guarda.

También asegura que “su alma puede levitar y subir al cielo”. Esto la hizo fundar la asociación Astarte Inspiration, que ofrece talleres sobre “la lectura de nuestra energía”.

En Noruega esto ha causado grandes críticas, y dicen que su reciente divorcio del escritor Ari Behn se debe a que su marido no pudo más con los “poderes espirituales” de su mujer.

Marta Luisa de Noruega
Foto: Getty Images

Carlos de Gales

Es bien sabido que el amante de la ecología, el príncipe Carlos de Inglaterra, es supersticioso y admirador de lo paranormal; hasta “habla con las plantas y las flores” desde muy joven. Sin embargo, los ingleses siempre han tomado a broma sus excentricidades.

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Kate Middleton

En el mismo reino, se rumora que a Kate, duquesa de Cambridge, no le gusta llevar el anillo que fue de su suegra, la princesa Diana, porque es muy supersticiosa.

Y aunque a su marido le da alegría que lo use, a ella no le hace gracia portar una joya que forma parte de un matrimonio infeliz con un desenlace trágico.

Jamie Blandford

El nuevo duque de Marlborough, poseedor de uno de los títulos más aristocráticos de Europa, es conocido por sus supersticiones y extravagancias; sin olvidar su carácter volátil, abuso de drogas y un largo récord de arrestos, ¡incluyendo cuando pasó seis meses en prisión por conducción agresiva en la carretera!

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Cayetana Fitz-James Stuart

El amor marcó la historia de la excéntrica duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, fallecida en 2014 a los 88 años.

Conocida por “vivir a su aire”, se casó tres veces. La primera con el aristócrata Luis Martínez de Irujo, padre de sus seis hijos; la segunda con Jesús Aguirre, un ex sacerdote, causante de mucho cotilleo y de cuya “inteligencia” se enamoró locamente; y la tercera (a los 85) con Alfonso Díez, un alto y guapo hombre sin fortuna, 28 años menor que ella.

Cayetana adoraba la moda hippie de colores llamativos, usar rarísimos adornos en la cabeza, el flamenco, los toros y la cirugía plástica que terminó deformándole el rostro que alguna vez fue atractivo.

Era un espíritu rebelde; cuando se casó con Díez, dijo: “Un corazón enamorado late igual a los 14 que a los 80”.

La duquesa de Alba
Foto: Getty Images

En su Palacio de Liria, en Madrid, hizo un cementerio para sus perros y tenía tantos títulos nobiliarios y una aristocracia tan rancia, que si hubiera coincidido en un elevador con la reina Isabel de Inglaterra, esta última hubiera quedado en segundo plano.

Era la única católica que no tenía que arrodillarse ante el papa y podía entrar a caballo en la Catedral de Sevilla.

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Karim Al Husseini

El príncipe Karim Al Husseini, Aga Khan (hijo del gran conquistador Alí Khan y cuya madrastra fue Rita Hayworth), tiene una fortuna de billones de dólares, 800 de los caballos purasangre más valiosos del mundo y famosas casas de apuestas.

Este musulmán criado a la inglesa, entre Londres, París y Suiza, es un príncipe muy sofisticado que tiene compulsión por comprar caballos.

Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum

Otro que se vuelve loco por los corceles es Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum, de Dubái, otro billonario con más de 1,200 purasangre y patrocinador de carreras hípicas, incluyendo la más prestigiosa de todas: la Copa Mundial de Dubái.

Alwaleed Bin Talal

El príncipe saudí Alwaleed Bin Talal, uno de los hombres más ricos del planeta, demandó a una revista de negocios porque calculó mal su fortuna, pues él tiene “muchos millones más de lo publicado”.

El extravagante príncipe tiene la colección de autos deportivos más valiosa del mundo. Ahora está construyendo el avión más grande jamás visto, con dos pisos, 551 metros cuadrados, sala de cine, espacio para dos Rolls-Royce, 20 dormitorios con baño, gimnasio, y el exterior bañado en puro oro.

El soberano es muy moderno y está promoviendo que a las mujeres de Arabia Saudita se les debe permitir, de una vez y por todas, conducir un auto.

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Alwaleed Bin Talal
Foto: Getty Images

Haji Hassanal Bolkiah de Brunéi

El sultán Haji Hassanal Bolkiah de Brunéi es otra de las personas más ricas del planeta. De su dinero vive la población de su país, donde todos reciben educación y salud gratuitas.

Famoso por sus posesiones (dueño de la Cadena Dorchester), su palacio es más grande que el Vaticano, con techos de oro, dos mil habitaciones, un salón de banquetes para cinco mil personas, cinco mil automóviles deportivos y de lujo, seis aviones, dos helicópteros y un Boeing 747 decorado en oro y plata.

Alberto de Mónaco

Al aparentemente muy sencillo príncipe Alberto de Mónaco, quien quiere pasar inadvertido lo más posible, se le calcula una fortuna de más de un billón de dólares. Sin embargo, detesta que este monto se haga público.

¿La razón? Porque sus hermanas Carolina y Estefanía (a quienes mantiene) podrían pedirle más y más dinero y él no podría acudir a la típica excusa de “ya no tengo”.

Alberto, quien dicen es muy tacaño, también le vuelven loco los carros antiguos de los que no se priva, y tiene una enorme colección que jamás usa.

Además, es el dueño principal del Casino de Montecarlo, aunque no le gustan las apuestas. Su padre, Rainiero de Mónaco, famoso por ser muy parco, vivía tan enamorado del mar y los peces que pasaba largas horas en el Museo Oceanográfico de Mónaco, fundado por su abuelo Alberto I, donde “se sentaba y pasaba horas mirando estrellas y caballos de mar”. ¡Una familia muy peculiar!

Alberto de Mónaco
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