Castigos muy comunes, pero que no funcionan para educar a tus hijos

El castigo está hecho para corregir una acción negativa del niño, por ello debe aplicarse bajo el concepto de consecuencia para que sea efectivo sin causar daño emocional en él. Estos son los castigos para niños que no funcionan.

Castigos para niños que no funcionan

Quitarle o prohibirle sus juguetes

Es un castigo que no le implica un esfuerzo, es decir, tú le quitas su juguete y él es tan creativo que tomará otro o decidirá divertirse con una caja o correteando al gato. No te funcionará.

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¿Qué hacer para que funcione el castigo?

Lo mejor para que funcione este castigo, es condicionarlo: “No vas a usar este juguete hasta que recojas todos los demás”. De esta forma tu niño sabrá que existe una solución para su problema: que si hace tal cosa volverá a tener su juguete, por tanto se esforzará en guardar los otros.

Si no le pones este esfuerzo de por medio no tomará interés en hacer lo que le indicas porque no encuentra una recompensa: “Si te quito tu carro es porque no has terminado tu tarea, entonces, cuando la termines, te lo devuelvo”. Necesitas darle un sentido a su consecuencia.

Castigos para niños que no funcionan
Foto: Getty Images

Prohibirle jugar con sus primos o amigos

Depende Cada niño es un caso distinto. Si tu hijo es tímido, un castigo como este no servirá: “Me porto mal y me quitan lo que no me agrada, me va superbién”.

En cambio, si es muy sociable, claro que te funcionará porque lo estarás reprimiendo de algo que le interesa y por lo cual sí se esforzaría para tener o no perder.

No existe una receta de cocina en cuestión de castigos, por ello necesitas conocer bien a tu hijo y su entorno, para que identifiques qué sí le implica un esfuerzo.

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Retirarle la actividad que más le gusta

Es inútil porque no le estarías enseñando un mejor comportamiento. Por ejemplo, si tu niño se porta mal en la clase de futbol, cancelarla no soluciona nada porque cuando vaya a otra actividad volverá a portarse mal.

Es necesario describirle la conducta inadecuada: “No obedeces al profesor, muerdes a tu compañero…”; en vez de quitarlo de lo que hace, ayúdalo a entender que esto es incorrecto, a enfrentar su error y solucionarlo.

Para lograrlo, la consecuencia tiene que ser clara: “Estás pegándole a tus compañeros de tu clase, no irás dos días y les tendrás que ofrecer una disculpa”.

Ponerle una actividad  que no le gusta

Sólo le va a causar enojo y rebeldía, no le dejará un aprendizaje significativo y, en cambio, le estarás transmitiendo que está bien reaccionar con venganza: “No te cambiaste cuando te dije, ahora tendrás que darle de comer al perro”; es un desquite.

Recuerda que cada vez que le pones una consecuencia le enseñas que así es correcto reaccionar: no le gusta sacar la basura, pero es su tarea, entonces le estás enseñando a enfrentar la frustración; esta situación sí tiene una lección.

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Niño castigado y llorando
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La ley del hielo

Cuando se establece sin explicación y se alarga incluso por un día o más, es ineficaz. Es una forma errónea de enseñar a tu hijo a resolver los conflictos, pues lo que aprende es a evadir los problemas y a ejercer violencia emocional sobre otros.

Además, le envías el mensaje de que “es malo” en lugar de especificar que su acción fue la incorrecta.

¿Cómo aplicarla de forma correcta?

Cuando estés en realidad enfadada y quieras que tu hijo entienda que sus actos son inaceptables está bien que le suprimas la palabra, pero siempre diciéndole en el momento: “Estoy muy enojada y por eso no quiero hablar contigo ahora”. Cuando estés tranquila, siéntate y explícale qué hizo mal o qué te lastimó.

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Tips

  1. No pierdas de vista que estás formando a un ser humano que requiere no sólo que le digas lo que no debe hacer, sino cómo hacerlo mejor de forma positiva.
  2. Ojo, un castigo no educativo puede dañar el autoestima de tu hijo debido a la violencia física o emocional.
  3. Se vale decir: “Esto no fue correcto pero no sé cuál será tu consecuencia, la pensaré y te digo en una hora”. El mal comportamiento de tu hijo puede hacerte enojar mucho y llevarte a tener respuestas impulsivas que no suman a su educación. Date tiempo para calmarte.
  4. Ten en mente que todo castigo requiere una explicación para que los niños entiendan su error; también debe implicar un esfuerzo, una lección y una reparación del daño.
  5. Nunca humilles, amenaces o dañes con palabras o golpes, aún cuando tenga un mal comportamiento.
  6. Mantén la calma, respira, explícale qué hizo mal y cómo repararlo.

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