La inexplicable vida de Pachita, la chamana mexicana que hacía curaciones “milagro” en la ciudad

Pachita fue la invitada especial de Margarita López Portillo (hermana del presidente mexicano) a una recepción en el Palacio de Gobierno, y al llegar el público fue testigo de su fuerte presencia: parecía que las aves la saludaban y veneraban.

Esto es solo la muestra fuera del consultorio de la influencia que tuvo la curandera en la Ciudad de México. Pachita es denominada como la chamana más famosa del país, y su historia de vida es tan inconcebible como fascinante.

 

 

 

¿Quién fue Pachita la chamana?

En pocas palabras, Pachita fue la chamana mexicana que decía estar poseída por Cuauhtémoc —y cada que este tlatoani “poseía su cuerpo”, ella lo llamaba el hermanito—. Lo que la hizo famosa fueron sus curaciones inexplicables, incluso para médicos y científicos, y la forma en que materializaba órganos “de la nada”.

El nombre real de Pachita fue Bárbara Guerrero, y nació en Parral, Chihuahua, en 1900; fue abandonada por sus papás y un chamán afrodescendiente de nombre Charles la acogió, enseñándole el mundo de la curación y manejo energético (su primera experiencia curandera fue con un elefante bebé, al que ayudó a caminar).

¿Cómo curaba Pachita a las personas? La cirujana psíquica

Cuando Pachita tuvo control de sus capacidades, se “dejaba” poseer por el hermanito y así entraba en trance, lo cual le permitía ver el futuro, hablar idiomas desconocidos y curar a las personas.

Decidió mudarse a la Ciudad de México y se estableció en el edificio Río de Janeiro, en la colonia Roma de la CDMX —hoy día conocido como “la casa de las brujas”—. Obtuvo popularidad porque curaba a las personas con los síntomas más mínimos de malestar, hasta realizar las operaciones más complejas sin antecedentes médicos.

pachita chamana
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Estos fueron sus inicios como cirujana psíquica: para atender a los pacientes, les pedía llevar alcohol, vendas y una sábana. Las cirugías psíquicas más dramáticas de Pachita consistían en abrir al paciente con un cuchillo de cocina, extraer los órganos dañados y colocar uno nuevo (el que materializaba “de forma milagrosa”). Para cerrar las heridas, solo las tapaba sus manos y el sufrimiento se iba —jamás usó anestesia.

Jacobo Grinberg, Alejandro Jodorowsky y Pachita: estudios y teorías

La vida de Pachita no podría narrarse sin la mención de dos personajes importantes: el científico mexicano Jacobo Grinberg, y el cineasta y escritor chileno Alejandro Jodorowsky.

El primero es un caso controversial porque desapareció misteriosamente en 1994 después de publicar dos obras sobre la curandera —Las manifestaciones del Ser I: Pachita Los chamanes de México: Pachita. En vida, Grinberg conoció a la chamana y asistió a varias operaciones, cosa que, en sus palabras, “me transformó tan profundamente que a partir de ese momento todas mis concepciones psico fisiológicas cambiaron”.

 

 

 

La obra de Ginberg explica las prácticas e investigaciones sobre la chamana mexicana, y explicó que uno de los casos más impactantes fue un trasplante de corteza cerebral para una niña de 10 años que estaba en estado vegetal.

Sobre Jodorowsky, escribió Psicomagia, que según la sinopsis, “consiste en una técnica terapéutica que conjuga los ritos de los chamanes con el teatro y el psicoanálisis, para provocar en el paciente una catarsis”. Jodorowsky atravesó en carne propia una cirugía hecha por Pachita en el hígado.

“Sentí el dolor que siente una persona a la que le cortan la carne con unas tijeras. Me dio una cuchillada en el vientre y tuve la sensación de que me abrían las tripas… en mi vida me había sentido tan mal. Durante ocho minutos sufrí atrozmente […] Finalmente me pasó las manos por el vientre para cerrar la herida y desapareció el dolor”.

Desde entonces, según Jodorowsky, el hígado no volvió a molestarle. Aunque muchas personas era escépticas al trabajo de la chamana, Pachita fue un personaje trascendente en los procesos curativos que van más allá del racionalismo occidental.

 

¿Cuando murio Pachita?

La chamana Pachita murió el 29 de abril de 1979, mucho antes de la desaparición de Jacobo Grinberg.