De acuerdo con críticos de literatura de la época, Hans Christian Andersen apostó por escribir un historia trágica con un final feliz, pero esto en realidad es percepción de cada persona que haya leído el cuento original de La Sirenita.
¿Quién escribió La Sirenita?
No hace falta decir que la gran mayoría de personas conoce el nombre de La Sirenita por la película que trajo Disney en 1989 —misma que ganó dos premios Oscar—. Pero la historia original es del autor danés Hans Christian Andersen, quien publicó The Little Mermaid en 1837 como parte de una recopilación de cuentos infantiles.
Hans fue un afamado escritor de cuentos de fantasía del que seguro reconocerás sus obras, como Pulgarcita, El Patito Feo, La Reina de las Nieves, El Soldadito y La Princesa y el Guisante, entre muchos otros.
¿Cuál es la verdadera historia de La Sirenita?
Definitivamente la película tiene gran similitud al cuento original, solo que éste último tiene un final un final más crudo y que bien puede provocar varios sentimientos encontrados.
La Sirenita vive en un reino submarino junto con su papá viudo, su abuela y sus cinco hermanas. Cuando una sirena cumplía 15 años, podía subur a la superficie para ver el mundo de arriba, y al ser mayores de edad podrían visitarlo más seguido.
Cuando la Sirenita cumple la edad correspondiente, sale a la superficie y es testigo de una fiesta en barco donde divisó a un guapo príncipe y se enamora como flechazo de él. No tardó mucho en llegar una tormenta que golpearía el barco y lo hundiría, provocando que el príncipe cayera al agua y la Sirenita fuese a su rescate.
La joven sirena lo lleva a la orilla del mar mientras espera a que lleguen por él. Otra joven mujer acude por el príncipe y la Sirenita se va, y tristemente el apuesto hombre nunca la ve.
La sirena besó su frente alta y tersa y le echó el pelo mojado hacia atrás; parecía la estatua de mármol de su jardincito, y ella lo besó de nuevo, y deseó que viviera.
Con mucha melancolía, la Sirenita le pregunta a su abuela cuántos años viven los humanos, a lo que explica que tienen una vida mucho más corta —menos que los 300 años que las criaturas marinas místicas viven—, pero que tienen un alma con la que pueden vivir en los cielos. Además le explica que cuando las sirenas mueren, se convierten en espuma de mar y dejan de existir para siempre.
‘Si los seres humanos no se ahogan’, preguntó la sirenita, ‘¿pueden vivir para siempre? ¿Nunca mueren como nosotros aquí en el mar?’
Para entonces, la Sirenita está convencida de que quiere tener un alma y al príncipe, así que visita a la bruja del mar, Úrsula, para hacer esto posible. La bruja le da una poción para obtener piernas humanas a cambio de su hermosa y socorrida voz.
Le advierte que si se hace humana, nunca podrá volver a ser sirena, además de que cada paso que diera se sentiría como si pisara vidrios u objetos punzantes. Y solo podría obtener un alma si logra que el príncipe se enamore de ella y se casan. De lo contrario, si el príncipe se casa con otra, al atardecer la Sirenita moriría con el corazón roto y se disolvería en espuma de mar.’
‘Piénsalo bien’, dijo la bruja, ‘porque cuando tomes forma de humana, no podrás volver jamás a ser sirena. Nunca regresarás al agua ni al palacio con tus hermanas o con tu padre, y si no te ganas el amor del príncipe, al grado en que esté dispuesto a olvidar a su mamá y su papá por ti, y te ame con toda su alma, y te otorgue la bendición de unir sus manos para ser hombre y esposa, entonces nunca tendrás un alma inmortal. A la mañana siguiente en que se case con alguien más tu corazón se romperá, y te convertirás en espuma de mar’.
La Sirenita acepta y se toma la posión mientras camina hacia la superficie completamente desnuda. El príncipe la encuentra y queda cautivado por su belleza y gracia, a pesar de que era muda. La Sirenita comienza a bailar a pesar del dolor y en poco tiempo se convirtió en la acompañante preferida del príncipe.
A pesar de sus esfuerzos, no consigue que el príncipe se enamore de ella —y sin voz, todo era mucho más difícil. Entonces le dice a la Sirenita que solo podría casarse con la mujer que lo salvó de ahogarse. Resulta que la mujer que creyó como la heroína era una princesa, así que decide desposarla.
A medida que pasaban los días, ella amaba más al príncipe, y él la amaba como a un niño pequeño, pero nunca se le pasó por la cabeza hacerla su esposa; sin embargo, a menos que él se casara con ella, ella no podría recibir un alma inmortal; y, a la mañana siguiente de su matrimonio con otro, ella se disolvería en la espuma del mar.
Esto rompió el corazón de la Sirenita. Y cuando pensó que todo estaba perdido, sus hermanas llegaron a la superficie y le entregaron una daga que les dio Úrsula a cambio de su hermoso cabello. Si la Sirenita mataba al príncipe y dejaba que gotas de sangre tocaran sus pies, regresaría a ser una sirena como antes.
Cuando estuvo a punto de asesinar al apuesto príncipe, se arrepintió de hacerlo y en su lugar atravesó su propio cuello con la daga. Cayó al mar e inmediatamente se convirtió en espuma. Pero en lugar de disolverse, sintió una inusual calidez solo para descubrir que se había transformado en un espíritu etéreo e hija del aire.
La razón de esto es que su intención tan genuina de querer ser un alma inmortal era tan grande que le fue concedido. Solo podía obtenerla haciendo buenas obras para la humanidad durante 300 años, y un día subirá al Cielo.