Elige bien las palabras que dirás a tu hijo cada día, ya que puedes inspirarlo a colaborar o crear un sentimiento de humillación. Estas son las frases que no debes decirle a tus hijos.
Frases que no debes decirle a tus hijos
Además de darte a conocer las frases que podrían afectar el autoestima y la seguridad de tus hijos, también te decimos por cuáles puedes reemplazarlas, ¡toma nota!
No pasa nada, no te lo tomes en serio
Por qué: le transmites la creencia de que debe negar sus sentimientos o evitar las emociones negativas, y estas son también necesarias.
Sustituye por: dale tu apoyo, préstale atención y hazle saber que lo entiendes, que sabes lo duro que resulta perder algo querido.
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No corras, que te vas a caer
Por qué: más que una precaución, es una amenaza. Tu sobreprotección genera un deseo de cumplir tus peores expectativas: suele caerse.
Mejor dile: “Pon atención al correr”.
Ya cállate
Por qué: cuando tu hijo cuenta algo y lo interrumpes con una frase tajante, siente que no es escuchado y, con el tiempo, dejará de comunicarse.
Mejor préstale atención, luego dile sin enojo, pero con firmeza, que ahora es su turno y debe aprender a escuchar también.
¿Qué acabo de decirte?
Por qué: es una pregunta inútil. Los niños no entienden la ironía y los desconcierta, sólo percibe tu mal humor y lo hace sentir mal.
Mejor expresa tus sentimientos: “Estoy enojada porque ya te he repetido tres veces que te pongas los zapatos y no lo haces”.
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¿Por qué no eres como tu hermano?
Por qué: recurrir a las comparaciones con hermanos, primos o amigos para “estimular” su buena conducta sólo crea envidia y resentimiento.
Mejor dile: te acepto tal cual eres, pero podrías ponerle más ganas para alzar tus juguetes. Sé que tú puedes hacerlo bien.
Ya no te quiero
Por qué: es lo peor que le puedes decir a un niño. Tu hijo depende por completo de tu amor y debe sentir que es incondicional, haga lo que haga.
Mejor dile: en este momento estoy muy enojada contigo, mejor hagamos otra cosa y luego platicamos acerca de este tema.
O me obedeces o…
Por qué: las amenazas no son efectivas, crean resentimiento; le confirman que no tiene ningún control sobre el mundo que gira a su alrededor.
Mejor dile: por favor, explícame por qué no quieres hacer lo que te digo. Suavidad y firmeza consiguen más que las amenazas.
Aquí mando yo
Por qué: SI ASÍ LO DESEAS, MANDAS. Tu niño depende de ti física y emocionalmente. Los niños que se encuentran con el “no” sin cesar, desarrollan una tremenda oposición respecto a todo lo que viene de sus padres. Copian el modelo.