El filete Wellington —también llamado solomillo Wellington— es uno de los platillos más sofisticados y fastuosos de la cocina inglesa. Pero quizá te has preguntado, ¿por qué lleva el nombre de Wellington? No solo suena elegante, sino que fácilmente podría ligarse a un personaje de importancia, y precisamente así fue: se llama así por Arthur Wellesley, el primer duque de Wellington.
Qué es el filete Wellington
El filete o solomillo Wellington es un platillo salado con el lomo envuelto en lonchas de jamón y hojaldre, previamente cubierto con paté y todo horneado junto. Es uno de los favoritos para la época decembrina y es muy común verlo servido en las mesas de Navidad —a pesar de que es de los más difíciles de cocinar.
La leyenda de que nombraron a este filete por el duque de Wellington
El origen del nombre no está claro —el primer registro de la receta plasmada en un recetario fue apenas en 1996—, pero la historia más popular es la del primer duque de Wellington, cuya importancia fue tal que decidieron nombrar a un platillo después de él.
El nombre de este duque fue Arthur Wellesley, nacido en Dublín en 1769 y siendo el tercer hijo de Garret Wesley, primer conde de Mornington. Wellesley fue uno de los militares y políticos más reconocidos en toda la historia —en sus múltiples nombramientos fue caballero de muchas órdenes reales, primer ministro de Reino Unido y general militar.
Pero el suceso que más se le reconoce, y el que le valió el nombre de un platillo, fue la derrota de Napoleón Bonaparte en la batalla de Waterloo en 1815; el emperador francés fue exiliado permanentemente en la isla de Santa Elena y Wellington fue considerado un héroe.
Pero su estatus nobiliario lo obtuvo antes de esta batalla; le concedieron el estatus de royal después de derrotar a uno de los ejércitos de José Bonaparte (hermano mayor de Napoleón) —lo hicieron vizconde Wellington de Talavera, y Beethoven le escribió la composición “Wellington’s victory in the battle of Vittoria”.
De acuerdo con Gambero Rosso, al duque de Wellington no solo lo reconocían por sus habilidades militares, sino por su paladar tan exigente. “Parece ser que ningún chef a su servicio logró satisfacerlo, a pesar del esfuerzo por crear platillos sofisticados. Uno tras otro fueron despedidos porque ninguna receta podía abrir el apetito del héroe de guerra, que tenía poco interés en cocinar”.
El duque de vivió en Apsley House, una residencia actualmente abierta al público y donde albergó miles de piezas de arte extremadamente valiosas (que le daban como regalo por sus servicios militares). Aquí dentro destacaba Retrato ecuestre del duque de Wellington, pintado por Goya, y una muy extraña escultura de Napoleón desnudo.