“Morder el anzuelo” no siempre es malo. Hablo de esa broma que nos hace la pareja en medio de una discusión; ese retomar el diálogo cotidiano como si nada hubiera pasado o el resolver aquello que causó el enfado sin ofrecer disculpas.
Por qué “morder el anzuelo” podría salvar tu relación
Es común que en las parejas y en las familias tengamos desacuerdos y hasta disgustos, pero no podemos echar todo a la borda sólo por orgullo. Por no saber manejar las emociones o por no leer acertadamente el momento.
Tenemos que aprender a detectar esos ‘anzuelos’ que nos lanza esa persona que queremos, pero que nos hacen enojar; tomarlos e impedir que el disgusto crezca más.
Detectar esos ‘anzuelos’
Por ejemplo, cuando llega tarde y nos dice: “Lo siento”; no debemos criticarlo con frases como “no piensas en mí” o “qué irresponsable”, entre otras. Basta expresar lo que sentimos: “Me preocupé”. Tomamos el ‘anzuelo’ (“lo siento”) y evitamos una actitud perniciosa.
Es común que cuando estamos por volcar nuestra ira contra el otro, nos diga: “Bueno, ya no te enojes”. Si te fijas, es un gran anzuelo, y no seguir reprochando debe ser nuestra respuesta.
Deja a un lado el “es que siempre me haces lo mismo”, “es que ya no te aguanto”; guarda la calma y espera un mejor momento para hablar.
Guardar la calma mientras “muerdes el anzuelo”
También pasa cuando nos hace una broma en el momento más inspirado de nuestros reproches. En la mayoría de los casos no lo hace para molestarnos, sino para tratar de retomar el diálogo en un ambiente más empático.
Tomemos esos anzuelos. Vamos, hay que reconocerlo, también nosotros los lanzamos, en especial cuando sabemos que tenemos algo de responsabilidad en lo que pasó.
Si no frenamos el enojo, la ira o el enfado que sentimos en alguna circunstancia difícil, vamos a seguir recordando todas las cosas que nos resultan negativas y tormentosas.
Debemos recordar que una relación responde a lo que le ponemos
Si la llenamos de cosas negativas, vamos a tener situaciones que no nos gustan, pero si creamos ambientes positivos, vamos a resolver nuestras dificultades.
Los psicólogos Julie y John Gottman han identificado cuatro actitudes que destruyen las relaciones de pareja: la crítica, el desprecio, la defensa o el cerrarse. Si ellas dominan la relación, difícilmente se puede esperar un buen futuro, y los anzuelos nos ayudan a evitarlas.