Estás decidida a mejorar tu alimentación y a lograr el cuerpo que quieres tener… pero vas a una plaza comercial y en el medio hay una deliciosa selección de repostería cuyo olor llega deliciosamente a tu nariz y te hace ‘tropezar’ y detenerte en el mostrador del establecimiento.
“¡Por qué los centros comerciales no eliminan la comida chatarra!”, piensas. Esto no va a pasar y de hecho, no tendría por qué pasar, porque el mundo hace lo que tiene que hacer.
“No puedes estar en control de todos los estímulos, hay que hacer las paces con eso. Los detonadores están afuera y el mundo gira y hace lo propio, pero tú decides qué hacer con eso”, explica Coral Mujaes, una coach que hoy es fisicoculturista pero que antes de serlo luchó contra los antojos y contra no poder tener el cuerpo que quería durante alrededor de 15 años.
¿Cómo hacer cambios rápidos y dejar atrás los antojos?
Aprendiendo a entender cómo funciona tu mente y actuando en consecuencia, asegura la coach.
Hoy Coral es escritora, conferencista y una empresaria que factura un millón de dólares al año gracias a la mentoría que le ofrece a todo aquel que quiera transformar su vida.
Además, Coral es deportista de alto rendimiento y cuenta con varios títulos ganados en competiciones de bodybuilding.
Por ello, Coral Mujaes comparte con las lectoras de Vanidades los 4 errores más grandes a la hora de relacionarnos con la comida, que nos hacen sucumbir a los antojos y nos alejan de la buena salud y del cuerpo que queremos tener.
Si sigues estos consejos de vuelta, es muy probable que no los vuelvas a probar.
Darle poder a la comida
Unas palomitas, un pastel o una pasta. Pensar que cualquiera de estos alimentos es más fuerte que nosotros es uno de los principales errores por los que sucumbimos a los antojos, porque en realidad, somos seres humanos con conciencia y capacidad de decisión, explica Coral.
“Lo primero para evitar los antojos es interrumpir la creencia de que no estás en control de ti, porque sí lo estás, siempre lo estás”, asegura.
Por supuesto, lograr evitar esa pizza grasosa lleva su trabajo. Deberás analizar tus pensamientos, detectar las promesas que tu cerebro te hace sobre lo que obtendrás si sucumbes para poder derribarlas con argumentos. ¡Todo está en la mente!
No entender cómo funciona tu cerebro
Esto es quizá uno de los errores más básicos, no solo a la hora de relacionarnos con la comida sino con prácticamente todo lo que nos rodea.
En el caso de los antojos, tenemos un cerebro con 2 mil años de evolución para el cual es “normal” y “natural” tener antojos, explica la especialista, porque nuestro cerebro está hecho para sentir placer y para alejarse del dolor.
A partir de eso puedes quitarle la carga emocional a la situación, es decir, puedes dejar de sentirte culpable por sentir antojos.
“Si sientes un antojo y entiendes que es natural, no habrá juicio y no habrá carga emocional en ello, entonces mucho más tranquila y con madurez puedes monitorear tu diálogo interno sobre la comida que te quieres comer”, sostiene la especialista.
Actuar en automático
Antes de comerte el antojo, piensa y analiza lo que te dice tu mente sobre ese antojo. Puede ser que esa comida te haga sentir muy bien o que te haga sentir acompañada pero… ¿Realmente esa pizza logrará ese efecto?
“La verdad es que no me voy a sentir mejor si me lo como, sino que me voy a sentir bien solo los tres segundos que dure en mi boca”, asegura Coral.
Lo que vendrá después seguramente es un sentimiento enorme de culpa por haber roto contigo misma un trato. Y hacer esto es pésimo para la autoestima porque si no prometes (aún a ti misma), lo que sucederá es que tu autoestima se verá dañada.
Basarlo todo en la fuerza de voluntad
Si no tienes mucha, ¿estás destinada a sucumbir a los antojos para siempre?
La respuesta es ‘no’. Coral asegura que la fuerza de voluntad no es suficiente porque es muy fácil de que esta flaquee. Por ello, es mejor entender la manera en la que funciona el cerebro, para así poder contrarrestar sus impulsos.
Esto está corroborado, por lo que sostiene un artículo publicado hace varios años por los dietistas del Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago, los cuales concluyen que los médicos “deberían concentrarse más en ayudar a los pacientes a superar los procesos cerebrales que hacen que hacer dieta sea tan difícil”, en vez de concentrar su atención en que hagan dieta.