La experiencia de sobrevivir al cáncer de mama es muy diferente para cada mujer. En el terreno erótico, algunas desean volver a restablecer la intimidad lo antes posible, mientras que para otras este es un reto muy difícil de superar por las afectaciones a su salud y a su autoestima.
De acuerdo con estudios publicados en Journal of Sexual Medicine, entre el 50% y el 70% de las mujeres con cáncer de mama o ginecológico experimentan disfunciones sexuales a mediano o largo plazo, incluso aunque el tratamiento haya sido exitoso y hayan retomado el resto de su vida con normalidad.
Dos de las consecuencias más comunes de la radiación o la quimio son la perdida de la libido y la menopausia precoz, y cuando hay que extirpar una mama, el periodo postoperatorio también es doloroso.
Sin embargo, los principales obstáculos para recuperar el deseo sexual después de esta experiencia suelen ser psicológicos, más que físicos, y los más frecuentes son:
Alteración de la autoimagen
Para muchas mujeres, sus pechos son una parte muy importante de su atractivo y de su femineidad. Más que una glándula mamaria, sienten que perdieron su capacidad de ser sensuales y, aunque utilicen una prótesis, viven con miedo de ser vistas desnudas.
Adicionalmente, quienes experimentaron pérdida del cabello durante la etapa del tratamiento pueden sentir que, aunque vuelva a crecer, no podrán volver a ser atractivas para su pareja por el recuerdo constante de cómo se veían en el momento más vulnerable de la enfermedad.
Desconexión con el cuerpo
Varias pacientes en tratamiento psicológico después del cáncer de mama confiesan que, además de todo el dolor y el miedo después del diagnóstico, el cáncer se siente como una traición del cuerpo, y las deja con la sensación de que no pueden confiar en la salud que han logrado recuperar con tanto sacrificio.
Entonces, cada vez que están por experimentar placer físico de cualquier tipo, esa herida de “autotracción” les impide darse permiso de disfrutar. Después de sentirse cerca de la muerte, la vitalidad propia del sexo puede llegar a parecer algo completamente ajeno.
Dificultad para concentrarse
En los meses o años posteriores al cáncer de mama, el miedo a que regrese suele ser un pensamiento intrusivo muy constante. La ansiedad que provoca es la antítesis absoluta del deseo sexual, por eso, llega a pasar que inician el juego previo con su pareja sexual con mucha disposición, pero súbitamente un mal pensamiento las aleja del territorio erótico al que ya habían logrado ingresar.
Cambios en la sensibilidad
Finalmente, si ser estimulada en los senos era algo que disfrutabas mucho de tu erotismo, después de una mastectomía pueden aparecer insensibilidad o hipersensibilidad en la zona, mismas que hacen que el territorio sexual se sienta como algo desconocido o que ya no es placentero.
Inseguridad de la pareja
Para tu pareja también puede ser difícil atreverse a reencontrar un espacio erótico contigo. Volver a sexualizar un cuerpo que es o fue percibido como vulnerable puede generar un amplio rango de emociones negativas que van desde la culpa hasta el miedo.
Aunque ya hayas sanado o aunque el sexo no interfiera con el tratamiento, la sensación latente de “fragilidad” obstaculiza la expresión natural y confiada de la libido. La perdida de la salud, de una o ambas mamas puede ser un duelo extraño y compartido para ambos, pero eso no disminuye en absoluto tu valor como ser humano ni como pareja.
¿Cómo recuperar el deseo y la confianza sexual?
Una vida sexual activa y satisfactoria tiene muchos beneficios para la salud. Retomar el control de tu libido puede ser muy positivo para tu recuperación, por eso es importante que, a tu ritmo y con las estrategias que te hagan sentir cómoda, busques de nuevo ese espacio para el placer, en solitario o en pareja.
Habla abiertamente con tu pareja
No esperes a que toma la iniciativa, porque quizá está esperando que seas tú quien la tome para darte tu espacio. Indicale cuáles son tus inseguridades actuales, qué te hace sentir cómoda de momento y que no. Por ejemplo, podrías querer retomar el sexo, pero con posiciones o prácticas distintas, y es completamente válido.
No pierdas de vista la intimidad
Si no estás lista para volver a tener relaciones, eso no significa que ya no haya espacio en su relación para la intimidad. Tómense de las manos, bésense, dense masajes y charlen, aunque sea sin segundas intenciones sexuales. Dile a tu pareja que tú le irás indicando a medida que te vayas sintiendo lista para llegar más lejos.
La intimidad contigo misma o el autoerotismo es algo que también puedes volver a cultivar poco a poco.
Explora opciones para reconciliarte con tu cuerpo
Para cada mujer el viaje de reconciliación es diferente. Algunas optan por una reconstrucción estética y para otras el objetivo es aprender a ver sus cicatrices como recordatorios de lo fuertes que son.
Cualquier cosa que te haga volver a sentirte dueña de ti es adecuada, esta es una decisión que es solo tuya.
Asiste con un profesional.
En ocasiones, como parte del tratamiento integral de recuperación, los médicos te recomendarán que asistas al psiquiatra, pero recuerda que los antidepresivos normalmente bajan aún más el deseo sexual. Si experimentas fuertes emociones negativas, pero aún no se convierten en depresión clínica, dale una oportunidad a una buena psicoterapeuta, y si tiene experiencia en supervivencia al cáncer de mama, o una especialidad en manejo de trauma, mucho mejor.
Si quieres volver a disfrutar del sexo, pero la inspiración sencillamente no llega, primero Invierte tiempo y energía en nutrir a tu ser erótico: piensa en todas esas cosas que te hacen sentir relajada, de buen humor, confiada y deseable, y foméntalas en tu vida diaria.
Aunque no tengan que ver con el sexo, eventualmente esas actividades irán abriendo espacios de sensualidad naturales y sin tantas presiones.
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