Si haces ejercicio, tienes hábitos saludables, duermes bien y aún no logras ver un cambio importante en cómo te queda tu ropa, te conviene revisar estos errores que puedes estar cometiendo sin darte cuenta. Además, es importantísimo que busques apoyo de un especialista, pues solo un nutriólogo puede darte el plan de alimentación que necesitas.
1. Te falta fibra
¿Te estás comiendo tus vegetales? Está comprobado que el aumento en la ingesta de fibra repercute en la pérdida de peso, según un estudio publicado en The Journal of Nutrition, en 2019. El objetivo de este análisis fue evaluar el papel de dicho componente dietético en participantes con planes alimenticios especiales durante seis meses y sí, más que contar calorías, lo que realmente importó fue contar fibra.
Solución: Incluye alimentos de origen vegetal: verduras, frutas y cereales integrales (no de caja)
2. Metas imposibles
Si el peso es lo primero en lo que piensas antes de entrar en cualquier régimen, no sólo estás apostando por una meta que puede ser inútil, quizá también te estás saboteando. Fernando Dzyan, terapeuta especialista en bienestar emocional, explica: “si tienes un objetivo demasiado ambicioso y no lo cumples, esto comenzará a desmotivarte”.
Solución: un experto en nutrición puede establecer un objetivo personal realista, en el que se tomen en cuenta otros indicadores, además de la cifra de la báscula.
3. Te resistes
¿Tienes resistencia a la insulina? ¡Estás en un círculo vicioso! Por un lado, con esta condición, bajar de peso resulta más difícil, pues el organismo almacena el exceso de azúcar en la grease en forma de grasa. Por otro lado, el exceso de grasa corporal, en especial alrededor de la cintura, así como la falta de actividad física de manera regular, fomentan la resistencia a la insulina.
Solución: reducir los niveles de glucosa e insulina en la sangre es posible realizando cambios en la dieta y aumentando la actividad física.
4. Eres extremista
Las dietas más populares están escritas para las masas, es decir, no toman en cuenta a los individuos, sus hábitos, gustos y necesidades. Cuando el plan es demasiado estricto, terminas por romperlo, abandonarlo o caer en atracones como medio de escape.
Solución: la dieta se debe adaptar a ti. Si no es flexible, dile no y busca una a la que sí puedas serle fiel