Reinas malditas: María Antonieta de Francia, Ana Bolena, María de Escocia , la emperatriz Sissi de Austria-Hungría, la princesa Diana de Gales, la princesa Grace de Mónaco, Cleopatra, reina de Egipto; Catalina Howard, la zarina Alejandra de Rusia y sus hijas… ¿qué tuvieron en común? Mala suerte y trágicas muertes.
Si no hubieran llegado a vivir en palacios y cortes llenas de intrigas, quizás no hubieran sido asesinadas o ajusticiadas de forma tan horrible. Esto demuestra que el poder y su privilegiado estilo de vida les pasaron la cuenta en las épocas tan convulsas en que vivieron.
Reinas malditas con mala suerte
Para algunos, según la escritora Eleanor Herman, “la mala suerte es un destino con el que nacemos. Un lado siniestro que es nuestro desde que abrimos los ojos”.
Sin embargo, otras personas piensan que a veces podemos elegir nuestro destino. Y para Herman, “el trabajo más peligroso del mundo es el de ser reina, o estar en la cúspide del poder, pues es vivir rodeada de amores ilícitos, traición y otras cosas peores”.
Reinas malditas
Si estudiamos las vidas de las mujeres que mencionamos antes, tantas sedas y tantos muebles dorados no las libraron de momentos espantosos.
Reinas asesinadas de la historia
Ana Bolena y Catalina Howard fueron ajusticiadas por orden de su marido, el rey Enrique VIII.
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Algo similar pasó cuando la bella Sissi, que tan feliz creció en su Baviera natal y tan profundamente se enamoró de su esposo, el emperador Francisco José de Austria-Hungría, se vio acechada por un asesino y enemigo político de su marido, que en un segundo acabó con su vida junto a un lago suizo, lo que jamás imaginó que le ocurriría.
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Reinas y princesas que murieron en accidentes de auto
Astrid de Bélgica
Una muerte trágica por accidente, con solo 29 años de edad, la sufrió en 1935 la bella y muy querida reina Astrid de Bélgica, madre del actual rey Alberto de Bélgica y princesa de Suecia por su nacimiento.
Murió cuando su marido el rey Leopoldo III conducía un auto deportivo por peligrosas carreteras, mientras ella le daba instrucciones de la ruta. En un momento, cuando el Rey fue a mirar el mapa, chocaron, y la Reina salió despedida del auto, muriendo instantáneamente.
Grace de Mónaco
Otra muerte por accidente, que sigue rodeada de preguntas, fue la tragedia en la que murió en 1982 la princesa Grace de Mónaco. Conducía de regreso de su casa de campo en Roc d’Agel junto a su hija, la princesa Estefanía, y perdió el control del auto, cayendo por el precipicio. ¿Casualidad o destino?
En ese mismo lugar, en esa misma carretera, Grace Kelly filmó su película Para atrapar el ladrón junto a Cary Grant cuando era estrella de Hollywood y no pensaba ser la princesa de Mónaco.
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Princesa Diana
También intriga saber ¿qué pensaría la princesa Diana unos momentos antes, cuando el veloz auto en el que iba con Dodi Al Fayed, conducido por un chofer que estaba pasado de copas, se estrelló contra el pilar del túnel parisino d’Alma?
Si Diana se hubiera dado cuenta de que el chofer había tomado licor, ¿se hubiera negado a subir en el auto? ¿O se hubiera dejado llevar, tal como lo hizo, para huir de los paparazzi?
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Reinas que fueron envenenadas
A lo largo de la historia, muchas royals han sido guillotinadas, quemadas en la hoguera o han muerto de hambre en espantosas prisiones.
Ahora se cree que Cleopatra no se suicidó, sino que un áspid fue colocado en su bañera para que la mordiera y la matara.
Y la rebelde “reina adúltera”¡ Carolina de Brunswick, esposa del príncipe de Gales—quien se convirtió en el rey Jorge IV— fue misteriosamente envenenada el día de la coronación del Rey, ¡a la que le fue prohibida la entrada porque su marido la odiaba!
Reinas que murieron repudiadas y en la miseria
Catalina de Aragón
La pobre reina Catalina de Aragón se consideraba “feliz y enamorada” del entonces guapo Enrique VIII hasta que este decidió dejarla por Ana Bolena, y de paso la echó del trono y la destinó a vivir hasta su muerte, a los 50 años, como una prisionera en un viejo castillo sin calefacción, privándola de comida y de cuidados médicos.
Soraya de Irán
Otra rechazada cruelmente en 1958 fue la bella emperatriz Soraya de Irán —quien vivió una vida triste y trágica, muriendo en condiciones sospechosas—, después de que su amado esposo, el sha Reza Pahlevi de Irán, públicamente tuvo que repudiarla porque no le daba herederos.
Al poco tiempo se casó con la joven estudiante Farah Diba.
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Reinas y princesas malditas
¿Qué pensaría Alejandra, la zarina de Rusia, en aquel oscuro sótano pocos minutos antes de que ella y toda su familia fueran cruelmente asesinados a tiros? ¿Cómo se habrá sentido María de Escocia antes de ser ejecutada? ¿Qué pensarían todas las reinas y princesas en sus últimos momentos? ¿No hubieran deseado haber sido menos poderosas, y más anónimas y felices?
Nadie tiene respuesta a esto, aunque como dicen los expertos reales, entre ellos el escritor Hugo Vickers:
“Esas mujeres, en su mayoría, disfrutan mucho del poder y de la posición social que ocupan. Sus títulos, la forma tan llena de reverencia como todos las tratan, las comodidades, los palacios… ¡Son muy pocas las que hubieran cambiado sus vidas!”.
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