Los romances más trágicos de la realeza moderna: princesas sin final feliz

Estos cuentos de hadas no tuvieron el final esperado; son historias de amor real que, quizá, merecían una culminación más agradable.

Romances trágicos en la realeza

Las uniones tristes o escandalosas abundan en la realeza desde siempre y no debido a maldiciones de brujas malvadas, sino simplemente por que en ocasiones las personas dejan de amarse o por situaciones sin solución, como la muerte. 

MARTA LUISA DE NORUEGA Y ARI BEHN

La hija del rey de Noruega publicó a finales de 2019: “Duele tanto pensar que dejarías la Tierra. Todos estamos sumidos en una profunda tristeza y dolor”.

Aunque ya no era su esposo, esas fueron las palabras finales dedicadas al amor de su vida, el escritor Ari Behn, quien se había suicidado.

Su historia juntos comenzó 20 años antes, cuando se conocieron gracias a la mamá de él, maestra de la princesa en la universidad. Al casarse en 2002, Marta Luisa no perdió su lugar en la línea sucesoria, pero sí renunció a sus derechos reales y la pareja tuvo que vivir por su cuenta.

También aceptó el espíritu bohemio y depresivo de él, así como tener una relación abierta. Todo fue un caldo de cultivo que culminó con un di-orcio doloroso en 2016.

Sus tres hijas se quedaron con ella, quizá debido al frágil equilibrio mental de Ari. Antes de la muerte de él, Marta Luisa ya se había enamorado, esta vez de Durek Verret, un coach de estilo de vida, y hoy es feliz a su lado, pero las tristes palabras que dedicó al escritor revelan lo que significó para ella. 

MARTA LUISA DE NORUEGA Y ARI BEHN
CARLOTA CASIRAGHI Y GAD ELMALEH

“Nuestra relación no es un cuento de hadas… pero soy el hombre más feliz del mundo”, tal cual decía el actor francés en 2013, cuando nos enteramos de que él y Carlota serían padres.

Gad se jactaba de que fueron buenos amigos antes que pareja, pero justo eso dejó de suceder cuando él se fue a Hollywood y su ausencia hizo mella en el corazón de la royal.

Así terminó un romance de cuatro años que, aunque de inicio parecía desigual por la diferencia de edades (él es 14 años mayor) y estilos de vida, mostró solvencia y felicidad en las fotos en las que los veíamos con su hijo Raphaël por las calles de París.

Lucían felices aun sin estar casados y sin la presión de la familia real. Al final, el actor no triunfó en la meca del cine y regresó a Europa, pero el daño estaba hecho. Ella se casó después con Dimitri Rassam, y tuvo un nuevo hijo. El final feliz no fue para él. 

Las diferencias en la crianza de su hijo y los comentarios de Gad Elmaleh sobre su vida con Carlota tensaron su relación.

CARLOTA CASIRAGHI Y GAD ELMALEH
PETER PHILLIPS Y AUTUMN KELLY

“Si bien éste es un día triste para Peter y Autumn, ellos continúan poniendo el bienestar y la educación de sus maravillosas hijas Savannah e Isla en primer lugar”.

Eso decía el comunicado con el que la pareja resolvía en junio de 2021 los asuntos económicos que prolongaron un divorcio que anunciaron a inicios de 2020.

El nieto mayor de Isabel II conoció a Autumn en 2003 durante el Gran Premio de Canadá, país natal de ella, cuando él trabajaba con el equipo Williams de la F1. Al poco tiempo se fueron a vivir juntos a Reino Unido y se casaron en 2008.

Ella se tuvo que convertir al anglicanismo para que Peter conservara su derecho sucesorio (actualmente ocupa el puesto 17).

Ellos no han revelado sus motivos, sólo dijeron que había sido la mejor opción para que su amistad continuara intacta y por el bien de sus hijas. Pero se especula que a quien se le acabó el amor fue a ella, quien dio el paso al divorcio, algo que Peter no esperaba y eso lo devastó. 

El nieto mayor de Isabel II quedó devastado tras separarse de Autumn Kelly (en la foto), pero ya tiene novia: Lindsay Wallace, también divorciada.

PETER PHILLIPS Y AUTUMN KELLY
MABEL Y FRISO DE HOLANDA

El segundo hijo de la princesa Beatriz prefirió renunciar a sus derechos reales y a su lugar en la línea de sucesión que a Mabel, una mujer cuyo activismo y filantropía datan de su juventud, no de su unión con el príncipe.

Si bien estas credenciales (incluido un destacado trabajo en la ONU) y su carrera en Ciencias Políticas la avalaban, una relación con un narcotraficante en la universidad y los rumores de haber sido espía en los 90 le cerraron el paso ante el gobierno y el Parlamento holandeses, que deben autorizar los matrimonios de los miembros de la casa real.

Tampoco era bien vista por la familia, pero al final su suegra (entonces reina) la aceptó y así, Mabel y Friso se casaron en 2004, en una boda poco ostentosa.

Se mudaron a Londres, donde nacieron sus dos hijas, y aunque alejados de los actos reales no fue así con la familia real. Su historia duró hasta febrero de 2012, cuando una avalancha sepultó a Friso en unas vacaciones.

Él permaneció en coma debido al daño cerebral que sufrió, hasta su muerte año y medio después. Esta tragedia no menguó el activismo de Mabel, quien es reconocida, entre otras cosas, por su trabajo como fundadora de la ONG Girls Not Brides. 

Friso de Holanda no hizo testamento. Cuando estaba en coma, Mabel, su esposa, pidió un permiso para hacerlo y creó un fideicomiso que supera la fortuna de su cuñada Máxima.

MABEL Y FRISO DE HOLANDA
JOAQUÍN DE DINAMARCA Y ALEXANDRA MANLEY

La diferencia de edad (ella es cinco años mayor) no fue un obstáculo para esta pareja, que se casó muy enamorada en 1995, respaldada por la madre de él, la reina Margarita II, y el pueblo danés.

Se cuenta que Alexandra hizo muy feliz al príncipe, pero la prensa rosa danesa sostiene que todo terminó por los problemas de Joaquín con el alcohol y su infidelidad con quien a la postre sería su segunda esposa, Marie Cavallier.

Aunque en apariencia terminaron bien, ella se volvió una pesadilla para la familia real. Margarita II permitió que su exnuera conservara los títulos de princesa y alteza real mientras no se casara de nuevo.

Perdió ambos al hacerlo en 2007, pero aun así conservó el título de condesa de Frederiksborg y un sueldo pagado por los daneses al que renunció en 2020, cuando su hijo menor cumplió 18 años.

No fue todo, Alexandra no ha sido discreta y, a pesar de que la casa real le pidió no comentar sobre la familia, ella habló del estado de salud de Joaquín en 2020 (cuando sufrió un ictus) antes que nadie, y eso no cayó nada bien.

Alexandra Manley no ha tenido una vida amorosa estable tras divorciarse de Joaquín de Dinamarca. 

JOAQUÍN DE DINAMARCA Y ALEXANDRA MANLEY