Como reina de España, Letizia heredó de la la casa real que tiene la colección de tiaras más cara del mundo.
La tiara Princesa (Ansorena)
La firma de joyeros Ansorena, convertida bajo el rey Alfonso XIII en «Proveedora de la real casa», creó una tiara de perlas y diamantes para Letizia, a petición del entonces príncipe Felipe, por el quinto aniversario de boda.
La tiara Princesa (favorita de Letizia) lleva 450 diamantes y cinco pares de perfectas perlas australianas, aunque dicen que solamente costó 68 mil dólares.
La tiara Prusiana
Esta joya, que tanto la reina Sofía como la entonces Letizia Ortiz llevaron en sus bodas, tiene un gran valor sentimental. Hecha en Berlín por los joyeros Koch, en platino y diamantes, ha sido usada también por las infantas Elena y Cristina de Borbón, y es una tiara alta, de estilo griego muy severo.
Sofía la adora porque fue de su abuela Victoria Luisa, quien la recibió como regalo de bodas de parte de su padre, el káiser Guillermo II, último emperador alemán, al casarse con Ernesto Augusto III, heredero de la casa Hannover. (¡Por eso el príncipe Ernesto de Hannover, ex esposo de Carolina de Mónaco, es primo de Sofía!).
Después pasó a su madre, la reina Federica de Grecia, quien se la regaló a Sofía cuando cumplió la mayoría de edad.
La tiara rusa
Es impactante, muy de reina, hecha de platino, perlas y diamantes, e inspirada en los adornos de cabeza rusos kokoshnik del siglo XIX.
Se hizo para la reina regente María Cristina de Austria y después pasó a su hijo, el rey Alfonso XIII. Nadie la usó hasta que Juan, el hijo del rey Alfonso, se casó con su prima María de las Mercedes Borbón-Dos Sicilias y Orléans, quienes fueron los condes de Barcelona y padres del rey Juan Carlos I, y fue su regalo de bodas.
La condesa de Barcelona, aunque nunca reinó porque la monarquía fue abolida en los años de la Guerra Civil y después de Franco, la usó muchas veces, y se la prestó a la entonces princesa Sofía para la gran celebración de Persépolis, del sha Mohammad Reza Pahlavi de Irán.
Al morir su madre, el rey Juan Carlos se puso de acuerdo con sus hermanas, las infantas Pilar y Margarita, para que la tiara permaneciera en la corona española; podían usarla cuando ellas o sus descendientes lo desearan, como hizo Simoneta Gómez-Acebo, hija de la infanta Pilar, en su boda.
Tiara Floral de Mellerio
Preciosa y muy femenina, tiene una historia que no muchos quieren recordar, porque es una antigüedad de 1867, regalo de Franco (quien la compró en la joyería madrileña Aldao) cuando la princesa Sofía de Grecia se casó con Juan Carlos de Borbón.
En la gala previa a su boda la llevó desmontada como una gargantilla, lo que aparentemente nadie notó. La usó de nuevo en 1979 y más tarde la llevó la infanta Cristina al casarse con Iñaki Urdangarín en 1997.
Letizia la ha usado a menudo porque le queda muy bien. La tiara tiene cinco flores y puede llevarse como collar o como tres broches independientes, y muchos dicen que no fue creada por Mellerio de París, sino en la Rusia del siglo XIX.
La Tiara Flor de lis
Fue hecha por la joyería española Ansorena en 1905, como regalo del rey Alfonso XIII a su entonces prometida, la joven nieta inglesa de la reina Victoria de Inglaterra, la bella Victoria Eugenia de Battenberg.
Ella estaba locamente enamorada de su marido y adoraba esa tiara que «él mandó a hacer solo para mí». Tiene un diseño de flores de lis y grandes brillantes, y puede llevarse de varias formas.
Cuando la reina Victoria Eugenia marchó al exilio en 1931 la llevó con ella, pues era «su gran recuerdo de amor». Su hijo Juan de Borbón la heredó y se la cedió a su hijo y a la reina Sofía en 1983.
Tiara Mellerio «La Chata»
Otra tiara histórica, realizada en 1867 por la joyería Mellerio de París, con un diseño de conchas marinas de diamantes y perlas, es la llamada «La Chata».
La controvertida reina Isabel II de España la compró para la boda de su hija Isabel de Borbón y Borbón, conocida como «La Chata», quien fue infanta de España y princesa de Asturias, en medio de la Revolución La Gloriosa, ¡cuando todo iba mal en su reinado!
Años más tarde, la reina se la pasó a su sobrino Alfonso XIII y este a los condes de Barcelona, quienes se la regalaron a la princesa Sofía en su boda.
Viviendo ya en el exilio, la reina Victoria Eugenia dispuso el destino de las pocas joyas de la corona española, pues —a diferencia de las coronas de Holanda, Inglaterra, Suecia o Dinamarca— el «estado español» no tiene un tesoro real y la corona y el cetro son puramente decorativos.
Ella dejó algunas «para la dinastía» (que después pasaron a Juan Carlos) y, a su muerte, el resto de joyas privadas se las dejó a sus dos hijas.
La tiara Cartier
Fue diseñada por la casa Cartier en 1920, estilo art déco, de platino, diamantes y siete enormes perlas. Al morir Victoria Eugenia en 1969, el rey Juan Carlos tuvo que negociar con su tía, la infanta María Cristina (¡dicen que tuvo que pagarle una buena cantidad!), quien la había heredado de su madre, y como siempre ha vivido en el exilio, fuera de España, entre Suiza e Italia, no quería dejarla ir y que pasara a las arcas del tesoro de la corona de España.
Victoria Eugenia y Alfonso XIII tuvieron seis hijos (Alfonso, príncipe de Asturias; Jaime, duque de Segovia, quien era sordomudo; Beatriz, princesa de Civitella-Cesi; María Cristina, condesa de Marone; Juan, conde de Barcelona, y el infante Gonzalo) y al morir sus joyas fueron muy disputadas en la familia. A la reina Sofía le encantaba esta tiara porque pesa poco y es muy cómoda de llevar.
Otras joyas
Otras joyas que hemos visto en la reina Sofía y que pasaron a Letizia son el collar de 41 perlas rusas que Alfonso XII le regaló a su primera esposa, la reina Mercedes, y la enorme perla llamada La Peregrina II.
Sofía también heredó de su madre, la reina Federica de Grecia, un precioso collar de rubíes y diamantes, que se une a los legendarios rubíes que le regaló en su boda el millonario armador griego Stavros Niarchos.
Creado por Van Cleff & Arpels, éste es un largo collar de rubíes de Birmania, con medallones de rubíes en forma de cabujón rodeados de brillantes, un estilo muy de moda que puede usarse en dos vueltas o más corto (Audrey Hepburn y Sophia Loren tenían el mismo collar.)
Por supuesto, el impactante collar de brillantes —o collar de los Chatones— que Sofía usa mucho fue regalo de Alfonso XIII a la reina Victoria Eugenia por su boda. Hecho por Ansorena, es una gargantilla de 30 brillantes redondos montados en platino.
Otro casi idéntico, de 27 brillantes, fue comprado en 1982 por el rey Juan Carlos cuando lo subastó Emmanuela de Dampierre, quien lo había heredado de su esposo, el infante Jaime, quien a su vez lo recibió de su madre Victoria Eugenia. ¡Y así todo quedó en familia!