Fue la reina consorte del Reino Unido desde 1936 hasta el fallecimiento de su esposo en 1952, cuando estuvo a punto de perder todo su poder en la monarquía con el asenso de su hija, la reina Isabel II. Así fue como la influencia de la reina Madre siguió intacta.
Influencia de la reina Madre
Isabel Bowes-Lyon, también conocida como la reina Madre, ha sido uno de los miembros más queridos y respetados en la historia de la Familia Real británica, durante el gobierno de su esposo, Jorge VI, jugó un papel importante en la corona; sin embargo, con el ascenso de su hija, la reina Isabel II, estuvo a punto de perder todo su poder.
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Un documental de la BBC, relata cómo fue que la reina Madre recuperó su influencia en la monarquía, siendo apoyo de su hija en su sus nuevas funciones como reina, así como en la crianza de sus nietos.
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¿Cómo recuperó su influencia la reina Madre tras la muerte de Jorge VI?
Lo primero que hizo, fue publicar que ahora sería conocida como la “Reina Madre”, no sólo para distinguirse de su hija, la ahora reina Isabel II, sino también para dejar claro que seguiría realizando funciones a favor de la corona y el pueblo británico.
Sin embargo, no fue fácil para la reina Madre adaptarse a sus nuevas funciones, pues no sólo había perdido a su esposo y compañero de vida, también perdió su cargo como reina, y con ello, el poder que había ejercido durante tantos años. La reina Madre pasó por una etapa de tristeza y depresión.
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Tras la muerte de su esposo, la reina Madre viajó a Escocia para encontrar un poco de consuelo en el pequeño pueblo de Caithness, donde descubrió muy cerca del lugar, un pequeño castillo junto al mar que se determinó a comprar y restaurar para pasar temporadas en las que “la vida se pone difícil”.
Este lugar de retiro se la reina Madre es el hermoso Castillo de Mey, que solía visitar de agosto a octubre desde 1955 hasta que murió en 2002, su última visita fue en octubre de 2001, y ahora pertenece a la reina Isabel II.
Su lucha por recuperar el poder
Por otra parte, la reina Madre se enfrentaba a las ideas progresista de Felipe de Edimburgo, pues mientras ella quería que la monarquía se rigiera por antiguas tradiciones, el esposo consorte de su hija, quería modernizar la forma en la que funcionaba la corona, lo que causaría fuertes rencillas entre ellos.
Sin embargo, tras la coronación de la reina Isabel, casi na años después de la muerte de su padre, la reina Madre comenzó a tomar protagonismo de nuevo en la monarquía, pero esta vez, involucrada en la crianza del pequeño príncipe Carlos, el próximo heredero al trono.
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La reina Madre se convirtió en una madre para sus nietos, el príncipe Carlos y la princesa Ana, y más tarde de Andrés y Eduardo. Sin embargo, creó un vínculo muy especial con Carlos, ella pensaba que él necesitaba el apoyo que algún día le dio a su esposo cuando se convirtió en rey.
Sin embargo, también buscó la forma de seguir tomando decisiones importantes en asuntos de estado, y esto lo hacía cuando su hija salía de gira a otros países. La reina Madre atendía las funciones públicas de su hija en Inglaterra, cuando ella salía el país.
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Detrás de la dulzura y amabilidad que mostraba la reina Madre, se escondía una mujer inteligente y de un carácter fuerte y determinado que la llevaron a ser una protagonista de la monarquía hasta el día de su muerte.