La gente habla… y se ha descubierto que la soberana de Inglaterra no es tan aburrida ni tan seria como parece
Aunque la vemos siempre con esa expresión muy inglesa, seria e inconmovible, ahora que la reina Isabel II lleva 70 años en el trono y ha cumplido 96 años de edad hay cuentos y anécdotas que relatan proyectan una imagen muy diferente de la monarca.
alegría cuando sus caballos ganan carreras, pero a ella le encantan las fiestas. Cuando las organizaba su prima lady Elizabeth Anson, en los preparativos se refieren a Isabel II con el sobrenombre de ‘Shirley Temple’, y dicen que no solo sugiere la comida, la bebida que ella prefiere (“mucho champán helado, que nunca falte”) y las flores que quiere, sino también la música, pues le fascina bailar.
Una noche, John Louis Jr., el embajador de los Estados Unidos en el Reino Unido, bailó tanto con ella después de una cena oficial, que confesó que al día siguiente:
“El dolor de espalda de estar inclinado por horas, porque su majestad se había quitado los tacones y era mucho más baja que yo, era insoportable… Pero bailé y bailé, porque era imposible decirle que tenía 10 veces más energía que yo, y no podía llevarla a sentarse y darle las gracias, como en un baile cualquiera”.
Pero lo salvó Felipe de Edimburgo, quien a la 1:30 am comentó que era el momento de irse a dormir, e Isabel II les dijo a todos muy divertida: “
“Podría bailar toda la noche, pero este señor no me permite hacerlo, porque es muy aburrido”. La reina Isabel II
Un amigo de su juventud ha comentado que aunque la reina Isabel no es una mujer físicamente cariñosa “excepto con el príncipe Felipe, quien será el amor de su vida”, le gusta que lo sean con ella, especialmente su hijo Andrés y sus nietos varones, que la abrazan y la besan a menudo y ella sonríe de oreja a oreja y hasta se sonroja.
Anécdotas de la reina Isabel: cuando la monara conoció a los famosos
También le encanta conocer a artistas de cine “y se ponía como una chiquilla cuando saludaba a famosos como Sean Connery, o cuando hizo el video de los Juegos Olímpicos 2012 de Londres, junto a Daniel Craig”, dijo en una entrevista en la televisión su nieta Zara Phillips.
Y al resto de sus nietos les gusta hacerle bromas diciéndole que “probablemente se había enamorado del agente 007”.
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Anécdotas de la reina Isabel: los familiares que más estima la monarca
Dicen que los príncipes William y Harry eran su compañía favorita porque “la tratan como si fuera alguien de su edad”, explicó lady Anson. “Especialmente Harry, quien es tan natural y divertido, que sabe ‘despertar’ el irreverente sentido del humor de su abuela, que muy pocos conocen”.
Después de la Isabel la reina madre, estaba siempre con ellas y disfrutaba al ver a sus hijas tan divertidas, recordando anécdotas de su niñez.
Anécdotas de la reina Isabel: lo que le gustaba cocinar
Durante años, antes de la muerte de Margarita, Isabel preparaba el desayuno de vez en cuando en la pequeña cocina de la zona privada del palacio: salchichas, frijoles al horno y huevos revueltos, “tal como hacía durante su adolescencia, pues creció sin mimos y obligada a aprender las tareas de la casa, incluso a hacer la cama al estilo militar”, cuenta con cariño lord Linley, su sobrino carpintero, hijo de la princesa Margarita.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, mi tía le cocinaba a mi madre y nunca dejó de hacerlo… Nosotros sabíamos que cuando tía Lilibet cocinaba era un “ritual familiar” y teníamos que comerlo todo y decir lo sabrosa que estaba la comida”.
Anécdotas de la reina Isabel: así celebraba Navidad
Cuando celebra las Navidades en familia, una costumbre que hacía feliz a la reina Isabel II es seleccionar los regalos personalizados (ahora lo hace por Internet con ayuda de su asistente Angela Kelly) que le da a cada miembro de la familia, aunque los de los niños son los que más disfruta escoger, además de algunos “traviesos” para el príncipe Harry y sus otros nietos Zarah y Peter Phillips, hijos de su hija, la princesa Ana, con quien se lleva muy bien.
Como ven, detrás de la reina de Inglaterra hay una mujer que ama, ríe y se ilusiona como cualquiera de nosotras.