A lo largo del tiempo se han encontrado muchas cosas [congeladas] misteriosas en Siberia, una de las regiones más frías de Rusia —por ejemplo, un cachorro congelado de 18 mil años, un precioso diamante dentro de otro diamante y dos cachorros de león congelados desde hace 28 mil años.
Y por si la situación arqueológica no se pudiera poner más interesante (o extraña), encontraron a una mujer congelada cuyos tatuajes permanecieron en excelente condición —se denomina la “princesa de Ukok” o “doncella de hielo siberiana”, y aquí te contamos la fascinante historia.
Quién fue la “doncella de hielo siberiana”
La princesa de Ukok es la momia de una mujer que murió hace 2500 años en la República de Altai, región donde se dice que están los horizontes de naturaleza más hermosos en todo Siberia.
La ‘doncella de hielo siberiana’ fue encontrada por la arqueóloga rusa Natalya Polosmak en 1993, y su cuerpo estaba en una tumba antigua en la Meseta de Ukok —misma que está rodeada de pastizales y montañas.
Cuando el equipo de arqueólogos comenzaron a descongelar la tumba, nunca se imaginarían lo que encontrarían: el cadáver de una mujer aparentemente joven en muy buen estado y con tatuajes prácticamente intactos.
El rasgo que más ha impresionado a la comunidad arqueológica sobre “la doncella de hielo siberiana” son los tatuajes; uno de ellos representa un ciervo y son considerados de los tatuajes más antiguos encontrados en un resto humano.
¿Existió la princesa de Ukok?
La develación del cuerpo congelado de ‘la doncella de hielo’ creó mucha conmoción, pues se dice que la gente de Altai “veneraba” a la princesa de Ukok para cuidarlos y alejarlos del mal, y no querían que se la llevaran. Esta ‘doncella’ pertenecía a la cultura Pazyrk, una congregación de tribus nómadas que vivieron en las montañas de Altai entre los siglos VI y III a.C.
A pesar de que investigadores y arqueólogos descubrieron que el entierro de su cuerpo se llevó a cabo en una importante ceremonia, descartaron la probabilidad de que era una princesa. Lo más seguro, afirman, es que fue una curandera o chamana de gran prestigio entre la comunidad.
El ataúd estaba hecho de madera de alerce macizo y decorado con aplicaciones de cuero en forma de ciervos; además, antes de enterrarla, la veneraron con bandejas de comida y tazas con bebidas.
Las causas de su muerte permanecieron un misterio hasta 2014, cuando nuevas investigaciones sugirieron que murió por cáncer de mama —de hecho encontraron Cannabis, que bien pudo ayudarle a aliviar los dolores. También dictaminaron que la ‘doncella de hielo siberiana’ tenía 25 años cuando murió.
Otros detalles que llamaron la atención fue la forma en que la enterraron vestida: portaba una blusa amarilla de seda, una falda de lana de rayas carmesí y blanca con cinturón de borlas, y un tocado en la cabeza que medía casi un metro de alto.
Después de las disputas sobre qué pasaría con el cuerpo de la princesa de Ukok, en 2012 la regresaron a Altái y se conserva en un mausoleo especial en el Museo Nacional Republicano.