Un análisis de la escritura del rey Enrique VIII indica que este dependía emocionalmente de las mujeres, no sólo se casó en seis ocasiones, también tuvo varias amantes a las que trató tan mal como a sus esposas. Considerado por su pueblo como un rey tirano, las cartas de Enrique VIII a sus esposas dejan claro que también fue muy romántico, aunque se deshiciera de ellas con crueldad.
¿Quién fue Enrique VIII?
En 1509 fue coronado rey de Inglaterra Tenía 18 años, un gran carisma y una ambición sin límites. Ésta lo llevó a romper con el Papa para crear la Iglesia Anglicana, hacer de su país una potencia naval, casarse seis veces y ejecutar a todos los que se oponían a su voluntad.
Las cartas de Enrique VIII
Enrique contrajo matrimonio seis veces con mujeres muy diferentes entre sí y dichos casamientos serían disueltos mediante repudios a sus esposas, divorcios, sangrientas decapitaciones y grandes tragedias.
Sin embargo, la historia ha dejado prueba de lo romántico que llegó a ser con sus esposas antes de querer deshacerse de ellas, pues se han revelado algunas cartas románticas que el monarca escribía a sus esposas cuando sentía profundo amor por ellas.
Las cartas fueron encontradas por Henry Savage, un historiador que buscaba las relaciones entre Inglaterra y la iglesia católica, cuando fueron abiertos los registros prohibidos del Vaticano.
Las cartas más tarde se darían a conocer en 2016 en un libro publicado por la editorial Confluencias, sobre todo las que fueron dirigidas a Ana Bolena, la mujer quemas deseó el monarca, y a quién mandó a decapitar.
Fragmento de la carta de Enrique VIII a Ana Bolena
“La distancia que mantenemos aumenta el fervor de nuestro amor, al menos por mi parte. Espero que ocurra lo mismo por la vuestra.
Os aseguro que el dolor de vuestra ausencia es ya tan grande para mí, que cuando se incremente, se volverá intolerable, aunque tengo la firme esperanza de mantener vuestro afecto imperecedero por mí“.
Tres años después, el destino de Ana no sería el mismo, pues el mismo rey que la sedujo con semejantes cartas románticas, escribiría las instrucciones paso a paso de su decapitación, luego de ser acusada de incesto e infidelidad en un juicio amañado.
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“Desde mi partida de vuestro lado, me han contado que vuestra actitud hacia mí ha cambiado totalmente y que no volveréis a la corte ni con vuestra madre ni de cualquier otra manera.
Si es cierto, no puede verdaderamente dejar de sorprenderme, porque estoy seguro de no haber hecho nada para ofenderos. Parece un pago muy pobre para el gran amor que os tengo que me mantengáis a distancia”.
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Carta de Enrique VIII a Jane Seymour
Jane fue su tercera esposa, los historiadores aseguran que fue a la única que consideró su esposa real, pues fue capaz de darle un hijo varón, aunque le costó la vida, murió pocos días después de dar a luz.
“Mi querida amiga y amante. El portador de estas pocas líneas escritas por vuestro devoto servidor entregará a vuestras hermosas manos una muestra de mi verdadero afecto por vos , esperando que la guardéis para siempre en vuestro amor sincero por mí“
Lo mismo ocurrió con Ana de Cléveris; sin embargo ella fue la más afortunada de sus ex esposas, pues evitó la muerte luego de que su matrimonio con Enrique terminara seis meses después de haberse casado, pues la encontraba poco deseable.
La siguiente no correría con la misma suerte, pues Catalina Howard terminaría también decapitada tras dos años de matrimonio y numerosas cartas de amor. Heard fue encontrada culpable de mantener contacto con amoríos del pasado y posteriores a su matrimonio con el rey.
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¿Por qué son tan importantes las cartas de Enrique VIII?
De acuerdo con la ABC, los primeros en revelar las cartas en 1951: “Estas cartas demuestran la presencia de la Iglesia Católica en Inglaterra, aun después del cisma.
También, que Enrique VIII no era exactamente como lo han reflejado la historia y la leyenda. El valor y la importancia histórica de este epistolario reside justamente en esta pasión de Enrique VIII, que por completarla con el matrimonio, anuncia su propósito de superar todo obstáculo y crear la Iglesia Anglicana“.
Para muchos otros, estas cartas demuestran el maquiavélico ritual que usaba Enrique VIII para enamorar a sus esposas, y luego deshacerse de ellas cuando le estorbaban, todas acabaron siendo víctimas del terror que provocaba la ambición del monarca.