Así fue la

El rey Jorge VI del Reino Unido nació en Sandringham House, la casa de campo de la familia real en Norfolk, Inglaterra, el 14 de diciembre de 1895. Su padre, el príncipe Jorge, duque de York, y su madre la duquesa Mary de York, lo bautizaron tres meses más tarde en la iglesia de Santa María Magdalena como Alberto Federico Arturo Jorge Sajonia-Coburgo-Gotha.

El título de nacimiento del pequeño fue su alteza príncipe Alberto de York, pero tres años más tarde recibió el título de su alteza real príncipe Alberto de York. Sus padres se habían casado el 6 de julio de 1893. El 23 de junio de 1894 nació su primogénito, el príncipe Eduardo. Alberto fue el segundo hijo; le siguieron la princesa María, en 1897; el príncipe Enrique, en 1900; el príncipe Jorge, en 1902, y el príncipe Juan, en 1905.

Su bisabuela, la reina Victoria, murió a los 81 años, el 22 de enero de 1901, tras un reinado de 63 años y siete meses, y fue la última monarca de la casa de Hannover. Su hijo y sucesor, el príncipe de Gales, se convirtió en el rey Eduardo VII. Después ocupó el trono Jorge V, padre de Alberto.

Aunque Alberto o “Bertie”, como lo llamaban, era muy cariñoso con su madre, ella no era afectuosa y, según el biógrafo Dennis Judd en su libro George VI, su padre tuvo la política de intimidar a sus hijos. Bertie fue criado por rígidas niñeras y sus tutores privados lo obligaban a escribir con la mano derecha, siendo él zurdo por naturaleza.

En 1909, ingresó como cadete en el Royal Naval College, en Osborne. El 6 de mayo de 1910, su abuelo, el rey Eduardo VII, murió, y su padre se convirtió en el rey Jorge V. Su hermano Eduardo ascendió a príncipe de Gales y era el primero en la línea de sucesión.

Su padre, el rey Jorge V, dado el origen germánico de la Casa Sajonia-Coburgo-Gotha, casa real del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, adoptó el nombre británico de Windsor, que alude al castillo real de dicha ciudad inglesa, construido por Jorge III del Reino Unido y, mediante una proclamación real en el transcurso de la Primera Guerra Mundial, cambió su denominación por Casa Windsor el 17 de julio de 1917.

Después de la guerra, el príncipe asistió al Trinity College (en la Universidad de Cambridge) y estudió historia, economía y educación cívica durante un año. El 4 de junio de 1920 fue nombrado duque de York, conde de Inverness y barón de Killarney. Entonces empezó a adquirir derechos reales.

EL ENCANTO DE ELIZABETH

En ese momento, volvió a reencontrarse con lady Elizabeth Bowes-Lyon, a quien había conocido cuando era niño gracias a la estrecha relación de sus familias. Ella era una bella joven de 18 años que irradiaba un encanto especial. Aunque Elizabeth no nació princesa, era hija del decimocuarto conde de Strathmore, de ascendencia escocesa. La familia Strathmore era sencilla y afectuosa.

Elizabeth estaba acostumbrada a vivir sin mucho protocolo; visitaba a los pobres, daba ánimo a los enfermos, asistía a funerales y también se divertía en las ferias del pueblo y en las bodas locales.

Era una chica sonriente y tenía conquistados muchos corazones masculinos. No fue extraño que el príncipe Alberto se enamorara de ella, pero él era muy tímido. Siempre conversadora, Elizabeth le contó que durante la guerra de 1914, la capilla del castillo Glamis de los Strathmore se había convertido en un hospital:

—Por vez primera me enfrenté al dolor humano. Atendí a los soldados heridos, consolé a familiares y sufrí la experiencia de perder a dos de mis hermanos.

Aunque el príncipe Alberto le agradaba mucho, Elizabeth Bowes-Lyon lo rechazó; pero él continuó insistiendo. Un día, ella comprendió que lo amaba y no titubeó en confesárselo.
Las familias de ambos estuvieron de acuerdo en que formalizaran el compromiso. El 26 de abril de 1923, Elizabeth y Alberto se casaron en la Abadía de Westminster. Nadie pudo imaginar que en esa misma iglesia, 14 años más tarde, serían coronados rey y reina de Inglaterra.

A partir del matrimonio, Elizabeth recibió el tratamiento de su alteza real la duquesa de York. El rey Jorge V y la reina Mary les dieron como regalo de bodas a los recién casados White Lodge, una casa de estilo campestre, construida en 1814, en Richmont Park. El 21 de abril de 1926 llegó por cesárea su primera hija, que nació en la mansión londinense de los padres de la duquesa, situada en el número 17 de Bruton Street.

Jorge VI y la Reina Madre
Jorge VI y la Reina Madre

 

El rey Jorge amó a su nieta desde el primer instante en que la vio. El príncipe de Gales, tío paterno de la bebé y futuro rey de Inglaterra, corrió a conocer a la hija de su querido hermano. El sábado 19 de mayo, la pequeña fue bautizada en la capilla del palacio de Buckingham, donde recibió el nombre de Isabel Alejandra María, aunque en la intimidad la familia la llamó Lilibet.

La duquesa confió el cuidado de su hija a la persona que había sido su nana: Clara Knight. Los duques de York tenían deberes que cumplir. El rey los envió a una gira de seis meses por Australia y Nueva Zelanda. Eso implicaba que el duque tendría que pronunciar innumerables discursos durante el viaje.

El mandato real lo estremeció.

—Yo no soy capaz de hablar en público —reaccionó el duque, lleno de pánico.
Reconociendo que su tartamudez era un sufrimiento para su marido, la duquesa, quien además de ser muy femenina y encantadora, tenía un carácter fuerte
y protector, le dijo:

—Encontraremos la manera de superar tu problema, pero no puedes darte por vencido sin luchar.

Elizabeth buscó la ayuda de Lionel Logue, un terapeuta del habla, de origen australiano, que vivía en Londres. El príncipe Alberto comenzó a hacer sus ejercicios poco ortodoxos. Con un gran esfuerzo de su parte, Alberto dominó el tartamudeo y logró realizar un viaje
muy exitoso, que fue el primero entre muchos otros.

Como los duques necesitaban un lugar más céntrico para vivir se mudaron al 145 de Picadilly, cerca de Hyde Park, a una casa que poseía 25 habitaciones y buenas instalaciones eléctricas. También contaban con un eficiente cuerpo de servicio.

Cuatro años después del nacimiento de Isabel, los duques de York tuvieron a su hija Margarita, que nació el 21 de agosto de 1930 en el castillo de Glamis, Escocia. Cuenta la biógrafa Sara Bradford en su libro Elizabeth, que las princesas crecieron muy unidas y se querían mucho. Isabel era seria y responsable, mientras Margarita era caprichosa y desobediente.

Rey Jorge VI y sus hijas Isabel y Margarita
Rey Jorge VI y sus hijas Isabel y Margarita

 

Jorge V y su hijo mayor y heredero del trono no tenían una buena relación por la vida de mujeriego que llevaba Eduardo. Por eso, el rey estaba muy apegado a su segundo hijo, el duque de York, y a su nieta mayor Lilibet, quien lo llamaba “Abuelo Inglaterra”. En 1935, el rey dijo de su hijo mayor: “Después de mi muerte, se arruinará en 12 meses”. Y refiriéndose a Alberto y Lilibet: “Ruego a Dios que mi hijo mayor nunca se case, para que nada se interponga entre Bertie, Lilibet y el trono”.

El 20 de enero de 1936, el rey Jorge V falleció y su hijo mayor fue coronado como Eduardo VIII. El rey resultó un verdadero dolor de cabeza. Refutaba casi todos los valores defendidos por sus padres.

Su agitado y breve reinado causó la crisis más grande que jamás afrontó la Casa Windsor. Popular, elegante y anticonformista públicamente, y difícil, arrogante y lunático en privado, se dejaba influenciar por su esposa: Wallis Simpson, una estadounidense que no tenía buena fama, divorciada dos veces y plebeya. Además de su polémico enamoramiento, Eduardo VIII suscitó otros inconvenientes cuando estableció algunos contactos peligrosos con la Alemania nazi que Hitler comandaba.

El 11 de diciembre de 1936, sólo 10 meses después de haber subido al trono, Eduardo optó por abdicar en favor de su hermano Alberto. En una transmisión radial, el rey se dirigió al pueblo con estas palabras: “No puedo llevar a cabo mi trabajo sin la mujer que amo”.

La mañana de la abdicación parecía cernirse un luto general sobre Londres. La lluvia y el viento contribuían a alimentar esa sensación. La duquesa de York estaba guardando cama con un fuerte resfriado, pero su reacción al conocer la noticia fue:

—Asumiremos lo que se nos viene encima y lo haremos lo mejor posible.

Las princesas Isabel y Margarita se sintieron confundidas cuando Crawford les informó que a partir de ese momento vivirían siempre en el palacio de Buckingham y, que al ser su padre el rey de Inglaterra, ambas tendrían que tratarlo con la cortesía que ellas siempre le habían rendido a sus abuelos y a su tío Eduardo.

Esta idea fue descartada por el rey. 

—El único miembro de la familia que seguirá recibiendo ese trato reverencial será mi madre, la reina Mary —dijo—. Mis hijas nos tratarán como siempre.

Tres días antes de su ascensión, el rey le otorgó a su esposa el título de reina consorte, con la Orden de la Jarretera. El 12 de mayo de 1937, en medio de una atmósfera tensa, el duque de York asumió la corona con el nombre de Jorge VI.

Automáticamente, su hija Isabel, que sólo tenía 10 años, se convirtió en la princesa heredera. Jorge VI, apoyado por su esposa, se dedicó por completo a reparar la confianza en la monarquía.

En su viaje a América del Norte en 1939, los reyes visitaron Canadá, donde los recibieron con tanto entusiasmo, que el historiador de esa visita real, Gustave Lanctot, declaró:
—Cuando sus majestades caminaron dentro de su residencia canadiense, el estatuto de Westminster asumió la realidad: el rey de Canadá había vuelto a casa.

En Estados Unidos se convirtieron en los primeros monarcas británicos que visitaban ese país y el presidente Franklin D. Roosevelt los alojó en la Casa Blanca y en su casa privada en Hyde Park, condado de Dutchess, en Nueva York.

Un fuerte lazo de amistad se forjó entre el rey y la reina, el presidente Roosevelt y la primera dama Eleanor. El 22 de julio de 1939, los reyes fueron acompañados, por sus hijas a bordo del ‘Britannia’, a una visita oficial a la Real Academia Naval de Darmouth. Viajaba con ellos el líder militar británico lord Louis Mountbatten, primo del rey y uno de sus mejores consejeros. Allí, Isabel, de 13 años, conoció al príncipe Felipe de Grecia.

Éste había nacido en la villa Mon Repos, en la isla de Corfú, Grecia, hijo de los príncipes Andrés de Grecia y la princesa Alicia de Battenberg, casi sorda de nacimiento y a quien le costaba trabajo hablar. Tras la primera abolición de la monarquía griega, su familia se exilió en Francia y soportó las peores condiciones que alguien pueda imaginarse. Su padre era un jugador empedernido y su madre se sumió en el misticismo de forma exagerada. Sus padres se separaron cuando Felipe tenía 8 años y él se educó en Inglaterra y Alemania.

A la princesa Isabel le gustó Felipe. El 3 de septiembre de 1939 Gran Bretaña le declaró la guerra a Alemania. En el país se esperaban bombardeos y una posible invasión. Muchas familias inglesas enviaron a sus hijos al extranjero con el fin de salvarlos del horror de la guerra, pero la familia real estaba decidida a dar el ejemplo y decidió quedarse. Las princesas permanecerían en el Castillo de Windsor, situado a media hora de Londres.

La reina Isabel II con su padre, el rey Jorge VI
La reina Isabel II con su padre, el rey Jorge VI

 

El rey pidió al pueblo en un discurso que: “Se mantuvieran firmes ante los oscuros días venideros”, y dijo: “Compartiremos las privaciones y los peligros con nuestros súbditos”.

La única alegría de la princesa Isabel en aquellos días eran las cartas que intercambiaba con Felipe y las visitas que éste hacía al Castillo de Windsor.

El primer ataque alemán a Londres se produjo el 7 de septiembre de 1940 y mató a cerca de un millar de civiles, sobre todo en el East End. El 13 de septiembre, dos bombas explotaron en un patio del palacio de Buckingham, pero los reyes se salvaron de la muerte.

Contemplando las ruinas, la reina declaró:

—Me alegro de que nos hayan bombardeado. Me hace sentir que puedo mirar al East End a la cara.

El pueblo admiró su coraje, pero se sugirió que las princesas debían ser evacuadas a Canadá.

La reina habló al pueblo:
—Las niñas no se marcharán sin mí, y yo no me iré sin el rey, y el rey nunca se marchará del país.

Según los analistas de las últimas décadas, lo mejor que pudo sucederle a la monarquía inglesa fue que Elizabeth Bowes-Lyon fuese la reina en tiempos tan difíciles para Gran Bretaña.

—Ella le dio supervivencia a la monarquía –dijeron–. Una supervivencia que atacó Adolfo Hitler, quien la consideró la mujer más peligrosa de Europa por el valor que infundía a las tropas inglesas y por negarse a abandonar el país buscando refugio en medio de los bombardeos nazis.

Cuenta el biógrafo Kenneth Weisbrode en su libro Churchill and the King, que el rey Jorge VI y el primer ministro Winston Churchill desarrollaron la más estrecha relación personal y alianza en la historia británica moderna que se haya dado. Esto fue crucial durante la guerra.

Los reyes levantaban la moral con visitas en todo el Reino Unido, a los sitios de bombardeo y fábricas de municiones.

Cuando Felipe se graduó de la Academia Naval obtuvo el premio Dirk del rey como el mejor cadete de su clase. Entonces pasó al servicio activo en destructores y en el acorazado de su majestad ‘Valiant’, donde demostró ser un oficial valiente y brillante.

Según cuentan las autoras Francoise Jaudel y Laure Boulay de la Meurthe en su libro Los reyes de hoy, Isabel colocó la foto de Felipe en la repisa de la chimenea de su alcoba.

El 8 de mayo de 1945 se produjo la victoria de los Aliados y el fin de la guerra. Una y otra vez, más de ocho veces, la familia real salió al balcón para compartir el éxtasis del triunfo con sus súbditos. En un acto sin precedentes, el rey autorizó a las princesas a salir para compartir la euforia con el pueblo.

La situación del príncipe Felipe era muy compleja para que un compromiso inmediato pudiese lograrse. Sin embargo, Isabel aceptó ser su novia sin consultarlo con sus padres.
El acta de matrimonio de 1772 especifica que los descendientes del rey Jorge II deben obtener permiso del monarca para casarse y que ese permiso debe ser “declarado en concilio” .

—Si voy a pasar mi vida cumpliendo mis deberes como reina, lo menos que pueden aceptar es que me case con el hombre que amo —le dijo Isabel a su padre.

El rey accedió a celebrar en la mayor intimidad la petición de mano de su hija Isabel, pero el compromiso no se anunció oficialmente hasta muchos meses después. Felipe obtuvo la ciudadanía británica, se hizo miembro de la iglesia anglicana y estuvo impartiendo clases en la Escuela Real Naval de Oficiales de Kingsmore.

El 9 de julio de 1947, Felipe le entregó el anillo de compromiso a Isabel.

—Esta es una prenda especial… Perteneció a mi madre —le dijo emocionado.

Felipe perdió su título de príncipe otorgado por la casa real de Atenas, Grecia, en cambio el rey Jorge VI lo nombró barón de Greenwich, conde de Merioneth y duque de Edimburgo, y recibió el tratamiento de su alteza real. La boda fue programada para el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster.

Ese año, la India británica se convirtió en los dos dominios independientes de India y Pakistán, y Jorge VI dejó de ser emperador de India, convirtiéndose en la primera cabeza de la Mancomunidad de Naciones.

 

 

Isabel quedó embarazada y el 14 de noviembre de 1948 nació por cesárea en el palacio de Buckingham el príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge.

—¡La sucesión real está asegurada! —dijo feliz el rey Jorge VI.

En marzo de 1949, Jorge VI tuvo una obstrucción arterial en su pierna derecha, por la que fue operado. Debido a su delicado estado de salud, la familia decidió asumir sus interminables viajes y deberes públicos. Isabel quedó embarazada de nuevo y el 15 de agosto de 1950 nació la princesa Ana Isabel Alicia Luisa.

El 23 de septiembre de 1951 el rey fue sometido a una cirugía para extirparle el pulmón izquierdo, ya que le habían descubierto un tumor canceroso.

Su salud continuó declinando y el 6 de febrero de 1952, cuando su ayudante fue a despertarlo como de costumbre, llevándole una taza de té, lo encontró inerte. Jorge VI había fallecido durante la noche por una trombosis coronaria, a los 56 años de edad. La princesa Isabel, de 25 años y heredera al trono, recibió la noticia en Kenia. Junto con su esposo y su séquito regresó a Londres. Ella subió al tronó con el nombre de Isabel II.

Jorge VI estuvo en capilla ardiente tres días en el Salón Westminster, donde poco más de 300,000 personas desfilaron para rendirle homenaje. Fue enterrado en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, hoy capilla en memoria de Jorge VI. Su destrozada viuda comenzó a ser conocida como la reina madre y el pueblo británico la amó hasta su muerte, ocurrida el 30 de marzo de 2002.

La reina Isabel II ha llevado siempre en el corazón a su amoroso padre, cuya memoria ha honrado cumpliendo con la corona.

Reina Isabel II del Reino Unido
Reina Isabel II del Reino Unido

POR EUNICE CASTRO ORCHILLEA