Conoce la historia de estas mujeres que aunque poderosas, se vieron obligadas a vivir romances a escondidas por mantener su poder y condición de royals. Estos fueron los amores prohibidos de la realeza.
Isabel I de Inglaterra: La Reina Virgen
Esta mujer de temperamento fuerte y corazón de acero es considerada como una de las soberanas más polémicas de la historia de la realeza.
Su personalidad independiente y de liderazgo hicieron que se creara una especie de mito en torno a su vida personal. En particular, su vida amorosa.
Nacida el 7 de septiembre de 1533, fruto del segundo matrimonio de Enrique VIII, Isabel fue una niña con traumas. Su madre, Ana Bolena, fue ejecutada cuando el Rey la consideró adúltera y traicionera al no ser capaz de darle un hijo varón que heredara el trono. Estas acusaciones aún no han sido probadas.
Dicen que Isabel era neurótica, enamoradiza y segura de sí misma, al igual que su madre. Hablaba inglés a la perfección, español, italiano, griego y latín.
Practicaba la religión protestante, lo cual con el tiempo tuvo que disimular, pues su hermanastra María I le exigió convertirse al catolicismo para poder ser sucesora al trono si ella moría.
Aunque para Isabel I la cuestión política era su prioridad, siempre tuvo tiempo para el amor, y amó libremente. Entre tanto problema político, la Reina, que se dio a cono – cer en la Corte como una mujer seductora, pero virgen, vivía una apasionada relación amorosa. Solo tenía 25 años y ya había declarado ante su pueblo que moriría virgen.
Muchos dicen que era frígida y que padecía de una terrible malformación genética que le impedía llevar a cabo el acto sexual. Pero sus más allegados aseguran que fue un amor imposible lo que la movió a hacer dicha confesión tan radical.
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Amores prohibidos de Isabel I
Cuando fue reconocida como una de las mujeres más poderosas de Europa, apareció en su vida otro hombre: Robert Dudley, un cortesano a quien llenó de honores y regalos, incluyendo el condado de Leicester.
Lo amó públicamente, y la única razón por la cual no se casaron era porque él estaba casado en el momento que empezó el romance. Pero la relación duró hasta el día de su muerte.
Con tanto poder en sus manos, era inevitable que la Reina tuviera muchos pretendientes, entre ellos, Robert Devereux , segundo earl de Essex , de 36 años, al que la Reina le llevaba 29 años. Después de varios años de romance, la Reina condenó a su amante por intentar coronarse soberano de la recién liberada Irlanda.
Dos años más tarde, Isabel I moría de amor. Se encerró en su cuarto y dicen que murió de soledad y tristeza. Fue enterrada junto a su hermanastra María I en la abadía de Westminster y en sus lápidas se lee “compañeras en el trono y la tumba, aquí descansan dos hermanas, Isabel y María, en la esperanza de la resurrección”.
Catalina II de Rusia: la Grande
Nació en Polonia, el 2 de mayo de 1729 como la princesa Sofía y llegó al trono de la mano dePedro III, nieto dePedro el Grande.
Siempre rebelde y rechazada por sus propios padres por no haber nacido varón, pese a su educación pobre que solo le permitiría ser esposa y ama de casa, la joven fue elegida por la misma zarina Isabel I de Rusia para contraer matrimonio con su sobrino el Gran Duque Pedro, quien más tarde accedió al trono como Pedro III de Rusia.
Solo tenía 16 años cuando contrajo matrimonio. Pero su ambición e inteligencia la movieron a cambiarse el nombre por Catalina, a convertirse a la iglesia ortodoxa rusa dejando atrás su creencia protestante.
Los recién casados no habían consumado su matrimonio. Se dice que todo se debía a la inmadurez e impotencia sexual de su marido. Se cuenta que, cansada de intentar un acercamiento íntimo y por miedo a ser rechazada nuevamente, comenzó a entenderse con cuanto hombre se le insinuara.
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Amores prohibidos de Catalina II de Rusia
Un apasionado romance con Sergio Saltikov, chambelán de la zarina Isabel, complacería las ansias sexuales de una ardiente Catalina, con deseos de explorar sus inquietudes.
Tuvo un hijo, Pablo, que según varios historiadores fue fruto de una aventura amorosa de Catalina con Sergio Saltikov y no de su matrimonio con Pedro III.
También tuvo una relación amorosa con Grigori Orlov, con quien sí concibió un hijo ilegítimo.
Famosa por sus incontrolables deseos sexuales y amante de la pornografía, la Reina había mandado a construir un cuarto repleto de arte erótico, incluyendo esculturas sugerentes. Por todos sus romances ilícitos, Catalina II era tildada de ninfómana.
María Cristina de Borbón
Dos historias separadas con un punto de encuentro: amores prohibidos. Para madre e hija, lo más importante en la vida era cumplir su deseo de amar al hombre que quisieran, sin ataduras políticas ni matrimonios arreglados. Pero el destino les cobró caro…
María Cristina , nacida en Nápoles, Italia, en 1806, pasó a ser reina regente cuando su marido, Fernando VII, de España, murió tras una larga enfermedad. El matrimonio solo tuvo dos hijas, Isabel II y Luisa Fernanda , y María Cristina asumió el cargo, hasta que Isabel II cumpliera la mayoría de edad.
Por supuesto que la intención del Rey había sido que su hermano asumiera el trono en su ausencia, pero la audacia y tenacidad de María Cristina la ayudó a evitar a toda costa que le arrebataran a su hija el derecho a reinar en España.
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Nunca le importó lo que se dijera de ella. Su romance extramarital con Von Fersen fue de dominio público, aunque no hay evidencias de que la relación fuera algo más que platónica.
Cuando lo conoció, buscó la manera de integrarlo a la Corte para tenerlo siempre cerca. Pero la preparación académica del Conde, así como su descendencia, le impedían asumir cualquier cargo en palacio.
Las paredes del emblemático Versalles salvaguardaban toda la pasión que se decía existía entre la Reina y el Conde. Pero pronto sería de conocimiento público que ambos sostenían relaciones y así comenzaría el final de esta historia de amor prohibido.