Las historias de amor no siempre son las de un príncipe y una princesa, en muchas ocasiones los cuentos de hadas se ven empañados por terceras personas que terminan protagonizando sagas legendarias. Desde Ana Bolena, hasta Corinna Larsen, los reyes se han visto seducidos por mujeres fascinantes, capaces de movilizar ejércitos con sus encantos, paralizar parlamentos y hasta hacer estallar un golpe de estado.
En la actualidad, el papel de estas mujeres ha pasado de la clandestinidad a la conquista del trono, como en el caso de Camila.
Camila Parker Bowles
En 2005, el rey Carlos III, entonces príncipe de Gales, se casó con su amor de toda la vida: Camila Parker Bowles. Su matrimonio fue la culminación de una historia de amor que duró cinco décadas y escandalizó a Inglaterra, a la reina Isabel II y al mundo entero. Sin embargo, después de sobrevivir a sus divorcios, la trágica muerte de la princesa Diana y el ridículo público, el rey y la reina consorte han emergido como un equipo fuerte, encargado de guiar a la fracturada familia real británica hacia el futuro. Se conocieron en el verano de 1970 en un partido de polo en Great Windsor Park, Camila Shand tenía 23 años y no era como otras mujeres que Carlos, de entonces 22, había conocido. Cuenta la leyenda que ella bromeó: “Mi bisabuela fue amante de tu tatarabuelo, entonces, ¿qué te parece”.
Para el príncipe fue amor a primera vista. La pareja comenzó una relación que él describió como “dichosa, pacífica y feliz”. Sin embargo, se separaron. Camila se casó con Andrew Parker Bowles mientras Carlos estaba en una misión el altamar. Y a pesar de que su amistad continuó, para Carlos, ella era la mujer de su vida. Finalmente reanudaron su relación a mediados de los 80. Fue a principios de 1993 cuando se filtró una conversación íntima entre Camila y Carlos que confirmó su relación ilícita. Grabada en 1989, el lanzamiento de la cinta fue un escándalo par la familia real. De hecho, un tabloide británico publicó una transcripción de la conversación, a menudo estridente, y las revelaciones contenidas finalmente llevaron a la disolución del matrimonio de Carlos y Diana, y del vínculo de Camila y Andrew. Camila solicitó el divorcio en enero de 1995, mientras que Carlos y Diana finalizaron el suyo en 1996. A la distancia parece una novela de misterio, intriga y pasión, y lo es, no obstante, eso evolucionó en un matrimonio estable. Carlos no solo se casó con Camila, sino que además la convirtió en su reina consorte, una suerte que no todas las amantes pueden tener.
Corinna Larsen
La empresaria alemana y el rey Juan Carlos se conocieron en 2004 y desde el primer instante se sintieron atraídos, en especial porque Corinna es atractiva, inteligente e interesante. Ella se enamoró perdidamente del rey español, o al menos así lo comparte en el podcast Corinna y el Rey, en el que revela secretos acerca de este amor de telenovela que tras un final fracturado, ha llevado a sus protagonistas al extremo. Larsen, quien alguna vez ostentó el título de princesa, nació en Frankfurt el 28 de enero de 1964 y es ambiciosa, culta y seductora, de acuerdo con la descripción de sus allegados. Ella contrajo matrimonio en dos ocasiones y es bien sabido que Juan Carlos de España es seductor por naturaleza. Durante años ha tenido relaciones extramaritales con las mujeres más bellas, como la actriz Bárbara Rey o la decoradora Marta Gayá, pero ninguna de las dos lo llevó a considerar el divorcio. “Estaba muy enamorada de él, pero anticipé que iba a ser muy difícil. Y pensé que podría desestabilizar la monarquía, así que nunca llegué a perseguir la idea de la boda. Simplemente, lo tomé como una prueba de la seriedad de la relación, más que como algo que realmente se iba a materializar”, ha revelado Corinna. La pareja incluso tuvo su nido de amor en una de las cabañas del palacio del Pardo. Pero tras hacerse pública su relación, debido al incidente que se suscitó en Botswana durante un viaje de cacería en 2012, la relación se terminó. Después de la abdicación del rey en 2014, Corinna sufrió el acoso de la prensa y emprendió una demanda contra Juan Carlos. Ese y muchos otros detalles los podemos escuchar en el podcast Corinna y el Rey, y como podemos observar, este amor prohibido derivó en conflictos de estado y hoy día genera contenido en redes sociales.
Sybille de Selys Longchamps
Durante años, después de tener tres hijos juntos, Alberto y Paola de Bélgica vivieron vidas separadas, ocupando diferentes alas del castillo de Belvedere. Se presume que la pareja (casada en 1959) discutió el divorcio, aunque se dice que el hermano mayor de Alberto, el rey Balduino, amenazó a Paola diciendo que si seguí adelante con el papeleo, ella y los hijos de Alberto perderían su título y asignación. Todos en Bélgica sabían de la crisis en el matrimonio; para ser exactos, esta comenzó en 1964 cuando el entonces príncipe Alberto conoció a la baronesa Sybille de Selys Longchamps. “Desde el principio sentí que no éramos indiferentes. Meses después me invitaron a una cena. Estaba sentada junto a Alberto. Y me di cuenta de que había sido a propósito”. A partir de entonces, la baronesa y el príncipe se frecuentaron cada día. El asuno no llegó a los medios belgas, pero los paparazzi en el extranjero rastrearon a la pareja. El rey Balduino intervino para presionar al padre d ela baronesa y así poner fin al asunto; para su sorpresa, la baronesa se embarazó en 1967. Sybille creía que no podía tener hijos y no tomaron precauciones. En 1968 Sybille dio a luz a una niña.
En un principio, Alberto estuvo pendiente de su hija Delphine, pero todo cambió y dejó de frecuentarla a ella y a su madre. En 2013, Delphine inició un juicio para exigir una prueba de paternidad. Fueron años de lucha para ser reconocida por su padre y la familia real. Hoy día, la historia de Sybille -con quien Alberto sostuvo una amistad a la distancia- es validada y no solo eso, su hija ostenta el título de princesa.