En mi último viaje a Nueva York no se pueden imaginar lo orgullosa que me sentí al coincidir con la exposición Guillermo del Toro: Crafting Pinocchio, en el Museo de Arte moderno (MoMA, por sus siglas en inglés). Se trata de un reconocimiento al tapatío, multipremiado por su versión tan personal del personaje italiano que hiciera famoso Walt Disney. Su primera película de animación Stop-Motion.
Me emocioné al saber que ya tenía mi par de entradas, las cuales obtuve en línea, y aún más cuando caminé con mi esposo, rumbo al museo; era tarde y había un hermoso sol de invierno, el clima era perfecto. Y de pronto entramos a ese maravilloso recinto y vimos colgada en las alturas una marioneta de Pinocchio, de madera mexicana. La sala estaba repleta de turistas de varios países, y aunque no ubiqué mexicanos, resaltaban los nombres de los colaboradores que trabajaron con Guillermo del Toro.
Comenzamos a tomar fotos de todo lo que estábamos observando: maquetas aderezadas con el video real, diferentes formas del personaje de madera a escala, todo el “reparto”, por así decirlo, en tamaño real y elaborado de un material que lo hace tan real, anotaciones de la producción, el genial circo, la casa de Gepetto, la iglesia, en fin… La muestra está repleta de detalles que no podíamos dejar de admirar. Sin duda, una verdadera belleza.
Patrocinada por Chanel, se espera que la exposición de Guillermo del Toro termine en abril, así que no se la pierdan. En palabras del cineasta: “Me siento muy feliz y halagado de ser protagonista en el MoMA, un templo de la cultura en Nueva York…”. ¡Y cómo no! En Crafting Pinocchio Parte II, ubicada un piso más abajo, están las salas de cine con los filmes más representativos de Guillermo, como El Laberinto del Fauno y evidentemente Pinocchio. Ojalá México pudiera tener esta maravillosa exposición.