Las piedras preciosas han cumplido muchos roles y en todos han ‘brillado’. Hace siglos se les atribuía el don de curar enfermos, evitar desgracias y alejar demonios, pero actualmente su valor las convierte en símbolos de poder; no sólo las vemos en alfombras rojas, sino que su rol social, como el adorno femenino más apreciado, las ha convertido en objeto de intrigas y deseo. Son fuente de anécdotas de celebs y personajes de leyenda. Aquí un recuento de ellas.
Las joyas preciosas más famosas de la historia y sus portadoras: Jackie Kennedy, Zendaya, Wallis Simpson y más
Si te interesa el tema de las joyas preciosas y todo lo que reluce en el cuello y muñecas, lee sobre las joyas impactantes y malditas del reino egipcio, o sobre las joyas que trajeron desgracia a sus propietarias. Otro tema curioso es sobre las royals que han vendido o empeñado sus joyas y las famosas que pusiero de moda las perlas.
Los diamantes de Zendaya
La actriz de 25 años es digna de pasar a la historia, ya que lució divina en la alfombra roja de los Oscar 2021 con un fabuloso Valentino que coronó con 6 millones de dólares en diamantes de Bvlgari. La pieza principal, de la colección alta joyería Magnifica 2021, es transformable: tiene dos collares de diamantes con un broche central extraíble y borla. La también embajadora de la firma completó su look con pendientes, brazalete y anillos; ¡un total de 183.3 quilates que lució como nadie!
Los diamantes de Zendaya
La debilidad de Jackie Kennedy
Todos sabemos que Jacqueline Kennedy tenía obsesión por las joyas y, para su boda en 1968, Aristóteles Onassis gastó 5 millones de dólares en aumentar su colección, ¡sin contar los brazaletes de Harry Winston, escondidos en los ramos de flores que le enviaba dos veces a la semana!
Las perlas de Vanderbilt
Alice Gwynne, la viuda del multimillonario financiero Cornelius Vanderbilt II, era una mujer decidida. Ella fue quien ordenó, sin consultar a nadie, la construcción del célebre Gwynne Building, de Cincinnati, Ohio.
Pues bien, durante una comida en el hotel Ambassador con su hijo Reggie y la nueva esposa de él, Gloria, Alice le preguntó si le habían dado sus perlas. Reggie intervino en la conversación para explicarle que no lo había contemplado en su presupuesto. Entonces, sin pensarlo, la viuda le pidió unas tijeras al mesero, cortó la tercera parte de su collar de 75 mil dólares y se la dio a Gloria, diciendo: “Una Vanderbilt debe tener sus perlas”.
El incidente con el broche de diamantes y rubíes de Wallis Simpson
La insaciable pasión de Wallis Simpson por las joyas acercó a su esposo, el duque de Windsor, al duque Fulco di Verdura, principal diseñador de joyas de Chanel. En su lista de clientes había personajes como la multimillonaria Doris Duke, Grace de Mónaco o Greta Garbo.
En una ocasión el duque le encargó un broche de diamantes y rubíes para su esposa, que Wallis usaba con frecuencia diciendo que ella misma lo había diseñado. Verdura no hizo aclaraciones, hasta que ella le llevó el broche para que le hiciera una alteración.
El diseñador, “visiblemente apenado”, le dijo que lamentaba no complacerla, pero que sólo alteraba las joyas diseñadas por él, y había oído decir que el broche era una creación de ella. Por una vez, Wallis se quedó sin habla. Y aunque dicen que después del incidente siguieron siendo amigos, la duquesa no volvió a poner un pie en su tienda.
El duque de mayor opulencia para regalar joyas a sus amantes
El segundo duque de Westminster, Hugh Grosvenor, era conocido por ser mujeriego y generoso con sus mujeres, así como por su manera peculiar de regalarles joyas. Loelia, su tercera esposa, narra en sus memorias que cuando fue a deshacer sus maletas durante el viaje que hicieron de novios, encontró una polvera con dos bandas de diamantes y zafiros perdida entre su ropa.
Poco después, buscando su pasaporte, vio que ‘alguien’ había puesto un brazalete de diamantes y rubíes en su bolso, y esa misma noche apareció un divino broche de diamantes y esmeraldas entre las sábanas.
Antes de casarse con Loelia, el duque le propuso matrimonio a su amante Coco Chanel, pero ella lo rechazó. Él le preguntó la razón, ella le respondió con una frase memorable: “Hay duquesas de sobra, pero sólo hay una Coco Chanel”.
También se cuenta que durante un crucero, Chanel y Westminster tuvieron una de sus legendarias peleas. Tan sonada fue que el duque hizo abrir la caja de seguridad del barco, donde guardaba una espléndida esmeralda “para casos de emergencia”. Los dos estaban en cubierta cuando él le ofreció la hermosa piedra. Ella la observó con admiración, la acarició entre sus dedos y, sin una palabra, la tiró al mar.
Reina Mary, la monarca avara
Por los años 40, la reina Mary, abuela paterna de Isabel II, compró un icono ruso de gran valor, pero de origen desconocido. Un día alguien le recordó que vivía en Londres una persona que, quizá, tendría información sobre el objeto. Se trataba de una de las grandes duquesas rusas (prima de la familia real británica), que había escapado de los bolcheviques.
Mary le escribió, invitándola a un té. La felicidad de la mujer no tuvo paralelo: ser llamada a Buckingham por la reina madre, después de 30 años de abandono por parte de sus realísimos parientes. Hablaron de la familia, de la Rusia de los zares y, en medio de la amena conversación, Mary le mostró el icono y la gran duquesa lo reconoció. Era el que le habían regalado el día de su bautizo, el que la protegió la noche que los bolcheviques mataron a sus padres y a sus hermanos, y que ella había conservado hasta que la necesidad la obligó a venderlo…
La reina escuchó la conmovedora historia y, cuando la royal acabó, le quitó delicadamente el icono y le dio las gracias por identificarlo.
La vedette que recibió dos brazaletes de diamantes
Joséphine Baker fue una estrella mundial. Protagonista del cabaret Folies Bergères, de París, cantante y bailarina de jazz. Se dice que en una ocasión fue a verla a su camerino el príncipe Gustavo Adolfo, heredero de Suecia, para invitarla a su vagón privado del tren real. Ella se dirigió ahí con un escolta y aguardó a su anfitrión en una gran cama en forma de cisne.
A su llegada, el royal le preguntó si todo estaba bien, ella le dijo que sí, pero que hacía mucho frío. Y él respondió ‘abrigándole’ la muñeca con un brazalete de diamantes de tres vueltas. Entonces la vedette le insinuó tímidamente que el otro brazo continuaba desnudo y el futuro rey de Suecia lo cubrió con otra pulsera idéntica.
La joya con la mejor inversión de su época
El famoso diseñador de moda Calvin Klein le compró a su esposa Kelly un collar con un colgante de perlas y diamantes, de Cartier. La joya había sido ordenada originalmente por la reina Mary, de quien hablamos anteriormente, y luego pasó a manos de su hijo mayor, que se lo regaló a su esposa, Wallis Simpson. Y para que veas cómo está el mercado, Klein había pagado 200 mil dólares por el collar en 1987, pero en 2007 la casa de subastas Sotheby’s lo vendió nada menos que por 4 millones de dólares, ¡y eso que la economía mundial ya había entrado en crisis!
Los cristales de la Callas
El set de tiara, aretes y collar creado para María Callas en el Atelier Marangoni de Milán, con 200 lágrimas de cristal Swarovski, se hizo para su debut en la Metropolitan Opera House de NuevaYork con la ópera “Tosca”. Tiempo después, cuando la soprano cruzó la frontera entre Italia y Suiza con sus cristales, deslumbrados por su brillo, los inspectores de aduana los confundieron con diamantes.
La Callas no pudo continuar su viaje hasta que el Atelier Marangoni envió los documentos donde hacía constar que se trataba de cristales y no de piedras preciosas. Otra anécdota de estas piezas, valoradas en 85 mil dólares, sucedió en 1956. María fue invitada al Ed Sullivan Show, cantando selecciones del acto 2 de “Tosca”, pero en los ensayos el brillo de los cristales bajo las luces era tan intenso, que sólo se le permitió usar los aretes.