Una Luna en versión positiva (al margen del signo en que se encuentre) hace que una persona sea fuerte, estable, protectora y cariñosa, y en su versión negativa, provoca emociones descontroladas. No sabremos cómo interviene hasta añadir la capa fundamental de rasgos del signo en que se ubica.
Luna en Aries: facilita la independencia, el entusiasmo y la agresividad. Un buen momento para el inicio de una actividad o para tomar decisiones rápidas. La atmósfera social podría ser de competencia, liderazgo o conquista. La Luna con aspectos tensos puede inclinar a la agresividad y a explosiones temperamentales.
Luna en Tauro: propicia la tranquilidad, la serenidad y la persistencia. Favorece las finanzas, la adquisición de bienes inmuebles o terrenos. Mal aspectada induce a la obstinación, posesividad y dificulta los cambios.
Luna en Géminis: favorece la actividad intelectual y literaria, los viajes por desplazamientos, los pactos y la comunicación. Con aspectos tensos predispone a la dispersión, la inconstancia y los chismes o mala comunicación.
Luna en Cáncer: potencia la sensibilidad e imaginación fértil, aumenta la receptividad, torna a las personas más sentimentales e induce a lo relacionado con la familia y el hogar. Con malos aspectos se presentan cambios de humor, indolencia e hipersensibilidad.
Luna en Leo: incentiva las labores artísticas y relacionadas con la moda, la diversión, el lujo y los objetos de valor. Aumenta las capacidades creativas y organizadas. Mal aspectada fomenta el orgullo, el uso inadecuado del poder y el exceso de dramatismo.
Luna en Virgo: motiva las tareas intelectuales y relacionadas con la higiene, salud, alimentación y medicina. Con malos aspectos confiere obsesión por los detalles y exceso de crítica.
Luna en Libra: es favorable para las actividades sociales, moda, arte y música o aquellas que se realizan con público. Es muy buena para programar compromisos afectivos, acuerdos o asociaciones. Con aspectos tensos provoca indecisiones.
Luna en Escorpión: propicia las limpiezas de fondo y profundas para comenzar un tratamiento psicológico, programar una terapia de regresión y comenzar estudios esotéricos o sobre vidas pasadas. Mal aspectada torna a las personas violentas, vengativas y promiscuas.
Luna en Sagitario: promueve las aventuras, viajes o grandes proyectos, es auspiciosa para todo estudio de la naturaleza filosófica, espiritual o religiosa. Con aspectos tensos inclina a la exageración, irresponsabilidad o fanatismo.
Luna en Capricornio: favorece a emprendimientos relacionados con la tierra, la construcción, los bienes inmuebles y la administración de recursos. Confiere prudencia y reserva emocional. Mal aspectada induce a la avaricia y a la melancolía.
Luna en Acuario: las facultades mentales y psíquicas están más activas, por eso las personas estarán proclives a desarrollar actividades creativas y proyectos a futuro. Con aspectos tensos inclina a la frialdad, rebeldía y a la dificultad para relacionarse.
Luna en Piscis: favorece a la imaginación y la sensibilidad. Es buena para entrar en sintonía con energías superiores, estudios esotéricos, arte, música y poesía. Mal aspectada lleva a huir y a la evasión.