Jodie Foster, actriz y directora, se convierte en una estrella en el Festival de Cannes 2021 con la Palma de Oro. Por esto y más celebramos su carrera.
Por: Fabián W. Waintal / Foto: Getty Images / Nota publicada originalmente en 2019
En una época en que se lucha por la igualdad de género en el séptimo arte, encontramos la excepción a la regla. Con poco más de 50 años de carrera, Jodie Foster —de 58 años y próxima galardonada de la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2021— es el mejor ejemplo de que es posible triunfar en Hollywood. Siempre con el mejor nivel.
Uno de sus recientes proyectos, Hotel Artemis (2018), transcurre en el año 2028, donde los avances tecnológicos conviven en un hotel histórico que en realidad esconde un centro médico exclusivo para criminales. Y Foster es nada menos que la enfermera encargada de atenderlos.
VANIDADES: Es inusual en el séptimo arte mantener una carrera tan exitosa como la tuya, ¿en algún momento cruzó por tu mente el fracaso?
Jodie Foster: Toda mi vida pensé en ello. Empecé a laborar a los tres años hasta que a los 15, mi madre, quien era mi mánager, me advirtió: “No creas que seguirás actuando cuando crezcas. Tu carrera acabará al momento de que tengas 16 o 17, así que piensa qué harás después”. Estudié la universidad y al terminar… continué trabajando como actriz, entonces mi mamá volvió a sentenciar: “Para cuando cumplas 40 tu carrera estará acabada”. Y así pasé gran parte de mi vida, asumiendo que en algún punto me dedicaría a otra actividad.
VAN: ¿Es por eso que dejaste de actuar los últimos años?
JF: No. Ya había tomado la decisión de enfocarme en la dirección por tratarse de un empleo de tiempo completo. Y decidí que solo aceptaría proyectos que me apasionaran como actriz. Después de trabajar poco más de medio siglo en la interpretación, hay algo maravilloso en hacer solo lo que me gusta. Y puede ser cualquier tipo de actuación, hasta una película para un smartphone, si quiero. Es bueno quitarse toda la presión de encima. Y en verdad me parece genial, ya que significa que cuando aparezca en pantalla podrían observar algo inusual.
VAN: ¿Extrañas la actuación?
JF: No. He actuado más tiempo en mi vida que lo que he invertido en cualquier otra cosa. Sigo haciendo cine y televisión desde otro perfil; no me he escondido debajo de una roca ni nada parecido (risas). ¡Continúo contando historias! Es lo que me hace volver a la interpretación: crear algo que mueva a la gente y la transforme como me sucedió a mí.
VAN: ¿Quieres decir que la actuación te cambió?
JF: Totalmente. Al menos es lo que todos esperamos. Y es lo mejor del séptimo arte, ya que en ocasiones inspira a que los espectadores sean mucho más éticos y conscientes. Asimismo, invita a profundizar más en ciertos temas.
VAN: En un mundo como Hollywood, donde continúan surgiendo acusaciones de abuso sexual, ¿qué cambio te gustaría ver?
JF: No lo sé, así como vivimos un momento crucial, también es pasajero e importante como para ser triviales. Lo cierto es que debemos aprender de otros movimientos sociales y darnos cuenta de los pasos a seguir, porque no sería lógico mandar a prisión a la mitad de la población. Hay que entender que una parte de nuestra cultura falló y averiguar el motivo para cambiar hombres y mujeres.
VAN: Uno de los grandes pendientes en la meca del cine es la falta de directoras, pero no fue tu caso, ¿por qué crees que las mujeres no han seguido tus pasos?
JF: Desde hace 15 años se habla de ello y cuando empecé en la industria ni siquiera había mujeres, punto. De vez en cuando veías a una maquillista o alguna supervisora de guion… Estaba sola y rodeada de hombres… Tuve muchos padres y hermanos que formaron parte de mi educación en el séptimo arte. Y la metamorfosis se ha dado lentamente. Por alguna razón, la dirección de cine ha sido lo último en cambiar. Siempre ha habido mujeres dirigiendo en Europa y hoy día se nota un aumento de directoras de televisión.
VAN: ¿Qué se necesita para generar un verdadero cambio?
JF: No me parece que haya habido algún complot y que el mundo se empeñara en mantener alejada a la mujer. Creo que fue inconsciente. Ni siquiera lo razoné cuando dirigí mi primer filme a los 27 años. No pensé: “Quiero una mujer como directora de fotografía”. No se me ocurrió. Trabajé con lo que tenía a la mano. Pero hoy existe conciencia sobre la diversidad y el cine muestra frutos.
VAN: ¿Alguna vez sentiste que debías luchar aún más por ser mujer?
JF: ¿Sabes qué? ¡He sido mujer toda mi vida! (risas)… Solo puedo hablar de cómo nos mira el mundo y cómo lo vemos a él. ¿Si sentí que al ser mujer mi camino resultó más difícil? Sí. ¿Tenía que trabajar el doble para ganar lo que merecía? Seguro. Todo ello es cierto, pero también tuve la suerte de tener alrededor padres que me trataron como una hija prodigio y confiaron en mí.
VAN: ¿Quién te dio tu primera oportunidad como directora?
Fue Orion Pictures Corporation, cuando estaban al mando Eric Pleskow y Arthur B. Krim… Un día ambos se sentaron y dijeron: “Vamos a invertir en tu futuro como directora en esta compañía, así que no es necesario que te concentres en lo que va a recaudar este filme en particular porque invertiremos a largo plazo”. Es una frase que no puedo borrar de mi mente. Fue crucial porque se atrevieron a apostar por mi futuro, pues de alguna manera me parecía a ellos. Crecí a su lado y me dieron oportunidades a las que no tuvieron acceso otras mujeres, pues ya formaba parte del negocio.
VAN: ¿Crees que la mirada artística puede estancarse cuando los directores suelen ser hombres?
Sí, y lo mismo pasa en la literatura. Tenemos una idea reducida de la perspectiva visual creativa y eso es perjudicial para todos porque el público se pierde un punto de vista diferente. A lo largo de mi carrera solo integré el reparto de una película con una directora de cine y es una locura la cantidad de cintas en las que he participado… Y cuando filmé un capítulo de la serie Black Mirror:“Arkangel”, lo sentí. Ese proyecto en cierta manera refleja la diferencia, las ideas y el lenguaje femenino.
VAN: ¿Y cómo imaginas el año 2028, después de participar en la película Hotel Artemis, que transcurre justo en ese año?
JF: ¿Quién lo sabe? ¡Dios mío, no tengo la menor idea!
VAN: ¿Eres optimista al menos?
JF: No lo sé… Supongo que vivimos un momento interesante en el mundo artístico y en la política. Sabemos que la situación es bastante oscura y todo es cuestión de ver qué haremos al respecto. Podemos azotar la cabeza contra el piso o, quizás, aprovechar el momento y darnos cuenta de lo que podríamos mejorar.
VAN: ¿Crees que el futuro de Los Ángeles podría parecerse al que se refleja en Hotel Artemis?
JF: La tecnología mostrada fue una parte interesante del proceso. Todo lo que filmamos es una guía de hacia dónde nos dirigimos en términos tecnológicos y de política social, como ocurre con el agua en esta ciudad. ¿Qué vamos a hacer cuando se termine? El efecto de la brutalidad en la policía también destaca. Las desigualdades entre ricos y pobres es un hecho que también se ve reflejado, como la crisis en las obras sociales enfocadas a la salud que vivimos actualmente.
VAN: En esta cinta también hay una frase que expresa que al momento de convertirnos en padres, la culpa siempre es nuestra, ¿qué opinas?
JF: Bueno, está planteada desde la psicología de una mujer que se responsabiliza a sí misma, alguien que vive con el fantasma de su propia vida y que no puede olvidar su culpabilidad por no haber podido proteger a su hijo. Y de una manera muy extraña siente que debe arreglar a la gente una y otra vez, como si se tratara de una píldora capaz de curar su vida.
VAN: ¿Te identificas con ello?
JF: Es curioso, pero es un tema que de cierto modo fue parte de algunas de mis películas, en las que mis personajes solían decir: “Si no puedo hacer esto, quizá suela realizar algo más que arregle mi pasado”. Mi teoría en este filme es que aunque sea de acción, todos buscan su propia identidad. Hay una parte de mí que siente que son prisioneros de su pasado… y la verdad es que solo deberían disfrutar el presente.
VAN: En Hotel Artemis interpretas a una enfermera, pero en la vida real, ¿qué tan buena eres en ese rol con tus hijos?
JF: Soy muy mala con la sangre y las heridas. Puedo cambiar todos los pañales que quieras, ¡eso no me molesta! (risas), pero si se trata de una lesión grave en seguida voy a la sala de urgencias y lo tomo con calma, incluso si les tienen que dar algunos puntos a mis hijos.
VAN: Si pudieras ‘curar’ algo en Hollywood, ¿qué sería?
JF: No sé… Soy la menos indicada para opinar. Para ser honesta crecí amando el cine y la experiencia de ver tanto me sirvió en todo lo que he hecho. Esa idea de una comunidad que se sienta en una sala oscura ha cambiado en los últimos tiempos. El hábito de ir ya es otra. La gente ya no asiste a las salas, lo que ve hoy son series… las verdaderas narraciones se observan en TV o en plataformas de streaming, y es triste haber perdido el hábito de asistir a una sala como antes.