Cuando saltamos directo de un enamoramiento al siguiente, sin darnos espacio para cerrar el vínculo anterior o realmente conocer a la otra persona, es un claro síntoma de adicción a las relaciones o codependencia.
Sin duda, enamorarnos puede ser muy placentero, pero, al mismo tiempo, es una importante inversión de energía física y emocional que llega a ser muy desgastante, sin mencionar que nos lleva a uno de los estados más vulnerables del ser humano, en donde es fácil que salgamos heridos.
Madurez u obsesión por las relaciones
Las personas emocionalmente maduras no se cierran al enamoramiento, pero también son cuidadosas respecto al cómo, cuándo y a quién le ofrecen su amor incondicional. Además, su enamoramiento (eros) suele dar paso a un tipo de amor más maduro y estable (ágape) cuando la relación funciona bien, o a un duelo de recuperación al momento que se da una ruptura.
No obstante, quienes son adictos a las relaciones siguen un patrón muy distinto. En lugar de pasar del eros desbordado al predecible ágape, cuando el enamoramiento y la idealización comienzan a desvanecerse, sienten un impulso incontrolable de buscar otra vez las emociones fuertes de una nueva relación.
En caso de que exista una ruptura, si bien el sufrimiento inmediato que experimentan puede ser muy
intenso, no se dan tiempo ni espacio para digerir su duelo, sino que avanzan directamente al siguiente romance, ¡cuanto antes, mejor! Esto hace que su vida amorosa tienda a ser un campo de batalla que llena sus vidas de ansiedad, incertidumbre, depresión y comportamientos riesgosos, sin mencionar que puede afectar otras esferas vitales, como el rendimiento en el trabajo.
La adicción a las relaciones amorosas tiende a ser un síntoma de un problema más profundo, mismo que se relaciona con heridas de la infancia no resueltas, con baja autoestima o hasta con una sensación de vacío existencial. Aunque estar constantemente enamorados tenga un costo anímico demasiado alto, ese enamoramiento es capaz de generar una especie de ‘protección’ ante ciertas cosas que no deseamos enfrentar.
Y es que las personas adictas al enamoramiento tienden a elegir, de manera inconsciente, parejas potencialmente conflictivas, precisamente porque así disminuyen el ‘riesgo’ de terminar en una relación estable. Por ejemplo, buscan a parejas que ya están en otra relación, que poseen algún tipo de adicción o que sencillamente tienen muchos problemas emocionales.
Si bien los enamoradizos crónicos desean comenzar a tener relaciones más estables, la realidad es que también temen que sus vidas se vuelvan aburridas y carentes de significado si dejan de experimentar una emoción intensa tras otra.
¿Y cuál es el origen de este patrón?
Si tuviste un papá ausente es probable que quieras relacionarte con hombres emocionalmente no disponibles, buscando cambiar el rumbo de los acontecimientos para demostrarte a ti misma que eres lo bastante valiosa como para ser plenamente amada. Obviamente, esto crea un círculo vicioso de relaciones complicadas y cero viables. Incluso, aunque lograras que uno de estos hombres estuviera disponible para ti, eso lo haría perder su atractivo y te llevaría a buscar otro enamoramiento exprés lo antes posible.
La adicción al enamoramiento y todas las consecuencias negativas que acarrea tiene solución, pero es necesario atrevernos a enfrentar lo que realmente estamos cargando, sobre todo, con el acompañamiento de un terapeuta.