La escandalosa vida y repudio de Luis XV, el monarca que marcó a una casa real de Europa

Jean de Orleans, Luis Alfonso de Borbón y Jean-Christophe Bonaparte son algunos de los descendientes de Luis XV. Lo curioso es que en la actualidad se disputan una corona que ese monarca contribuyó, en gran medida, a que se perdiera durante la Revolución francesa.

BREVE HISTORIA DE LUSI XV

Luis XV heredó el trono de su bisabuelo Luis XIV y se convirtió en rey de Francia y de Navarra. Al principio gozó de la simpatía del pueblo y fue llamado “Bienamado”, pero cometió errores que desprestigiaron a la monarquía.

Nació el 15 de febrero de 1710 como duque de Anjou, hijo de Luis, duque de Borgoña. Este último era nieto del rey Luis XIV y segundo en la línea de sucesión al trono, detrás de su padre, con quien compartía nombre.

A partir del siguiente año, trágicos eventos cambiaron la línea de sucesión. En abril, el gran Delfín (título del heredero al trono) contrajo viruela y murió. Este dejó tres hijos: el mencionado duque de Borgoña (que pasó a ser el heredero), Felipe V (quien desde 1700 se había convertido en rey de España y por tanto en fundador de la actual dinastía Borbón en ese país) y Carlos de Borbón, duque de Berry.

Pero la tragedia continuó, pues en 1711 el duque de Borgoña y su esposa, los padres del pequeño Luis, murieron de sarampión. Para asegurar la sucesión, el rey hizo bautizar a los dos hijos de éstos, ambos con el nombre de Luis, pero los niños daban señales de estar contagiados. El mayor fue tratado con sangrías que lo debilitaron, hasta que murió el 8 de marzo de 1712. Horrorizada, la duquesa de Ventadour, gobernanta del otro pequeño, no permitió que le hicieran lo mismo.

Para 1714, Luis XIV había perdido a varios descendientes varones (dos hijos, dos nietos y un bisnieto) y el destino de la corona recayó sobre nuestro protagonista, a quien nombró oficialmente como Delfín. Si no sobrevivía, la corona pasaría a Felipe II de Orleans, su sobrino, hijo de su hermano menor y ancestro del actual Jean de Orleans que mencionamos al inicio.

A principios de 1715, Luis XIV fue diagnosticado con gangrena en una pierna. En su lecho de muerte mandó a buscar a su bisnieto, a quien besó y dijo:

—¡Hijo mío, estoy seguro de que llegarás a ser un gran monarca!

El 1º de septiembre de 1715 murió y dejó un país empobrecido y con un ambiente de incertidumbre.

“Luis XV ha sido recordado más por sus aventuras amorosas que por sus logros políticos”.

LARGA VIDA AL REY

El niño asumió el trono como Luis XV. Su tío, el duque de Orleans, fue nombrado regente con plenos poderes hasta la mayoría de edad del nuevo rey.

En febrero de 1717, cuando cumplió siete años, su gobernanta, a quien quería como una madre, fue reemplazada por dos tutores: el mariscal de Villeroy y el famoso cardenal de Fleury.

A los 12 años, el rey fue comprometido con Mariana Victoria, de sólo cinco años e hija de su tío, el rey Felipe V de España. En 1725, la niña tenía siete años, pero el ya quinceañero rey quería una mujer a quien amar, después de rumores de homosexualidad. Entonces se rompió el compromiso.

Se dice que la marquesa de Prie eligió como esposa para él a María Leszczynska, hija de Estanislao II, el depuesto rey de Polonia.

—Ardo en deseos de conocer a mi futura esposa —decía el joven contemplando un retrato de la princesa, de 23 años.

La boda tuvo lugar en la catedral de Estrasburgo el 15 de agosto de 1725. El rey se veía inmensamente feliz y María agradecía al cielo que le hubiese dado un marido de tan extraordinaria belleza.

El pueblo sufría carestías, mientras el primer ministro acaparaba los cereales para venderlos más caros. La gente lo detestaba. Y el rey, aconsejado por el cardenal de Fleury, no sólo lo despidió, sino que lo desterró.

Luis se dedicó a la caza, los viajes y a las diversiones, mientras que su esposa, en un periodo de 10 años, le dio 10 hijos. De éstos, sólo siete superaron la infancia. La reina se refugió en un reducido círculo de amistades ante las cuales llegó a quejarse de que se pasaba la vida “haciendo el amor, embarazada y dando a luz”.

En 1738, tras sufrir un aborto, su médico le recomendó que se abstuviera de las relaciones sexuales. El rey entonces se entregó a los placeres con muchas amantes.

MADAME DE POMPADOUR

Jeanne Poisson, señora d’Etioles, la mujer más deseada de París, era bellísima, inteligente y soñaba con formar parte de la familia real. Esto se debía a que un adivino le había vaticinado que ella sería la amante del rey. Por eso, durante el baile de la boda del hijo mayor de Luis XV, se las ingenió para llamar la atención del rey y así se convirtió en su amante oficial.

Su marido, el riquísimo Charles-Guillaume d’Etioles, aceptó a regañadientes separarse legalmente de ella. Jeanne tenía 23 años y el apuesto Luis XV, 34. El rey la nombró marquesa de Pompadour y la instaló en Versalles.

Su afición al lujo, a la construcción y restauración de palacios, dilapidando el tesoro, y su injerencia en los asuntos políticos, le granjearon tanto a ella como al rey el aborrecimiento del pueblo. En 1751, la salud de la marquesa se quebrantó por un padecimiento pulmonar y dio por terminadas sus relaciones sexuales con el rey.

—No deseo tu cuerpo, sino tu corazón —le dijo Luis.

El rey continuó brindándole su amistad y respeto. La marquesa siguió siendo su confidente, le servía como secretaria privada y él le permitió seguir participando en las artes. Durante ese periodo, ella impuso su gusto por lo rococó y Francia fue reconocido como el centro estético y aristocrático de Europa.

Ella también fundó la manufacturera de Sévres para competir con la porcelana de Sajonia. Decidida protectora de Voltaire y Rousseau, impulsó la publicación del primer tomo de la Enciclopedia. Incluso así, la monarquía fue combatida constantemente por los intelectuales.

Al no poder disfrutar del sexo con la Pompadour, el rey dedicó su atención a una serie de amantes, a menudo jóvenes prostitutas que se encontraban en el refugio del Parque de los Siervos, en Versalles.

Una tuberculosis pulmonar minó a la marquesa. Se dice que la última vez que el rey la vio fue el 14 de abril de 1764. Conmovido por su situación, besó su mano y mandó a llamar de inmediato a un sacerdote, quien la confesó y le dio los sacramentos. Esa noche, la marquesa expiró.

En pocos años, Luis XIV perdió a cuatro descendientes varones y el destino de la corona recayó en el único niño que sobrevivió: Luis XV.

EL ÚLTIMO AMOR

El 5 de enero de 1757, Luis XV bajaba de su carroza, cuando un hombre le dio una puñalada en el costado. Robert François Damiens era un lacayo. Lo torturaron con tenazas al rojo vivo en los pies y dijo:

—No quise matar al rey, sólo fue una advertencia. Todo el pueblo está muriendo y, a pesar de las recomendaciones que le ha hecho el Parlamento, él no escucha.

Las cosas se complicaban para Luis XV, pues en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) Francia perdió contra Reino Unido la mayoría de sus colonias en Canadá e India. Éste y otros fracasos políticos fueron devastando al pueblo.

El 20 de diciembre de 1765, el rey recibía otro golpe. Su hijo el Delfín, que estaba postrado en cama sufriendo de tuberculosis, murió. En marzo de 1768 otra hija falleció también de tuberculosis, y tres meses después, perdía la vida la reina María.

En su desolación, el rey tuvo a su última amante: Marie-Jeanne Bécu, la condesa Du Barry. A los 22 años conoció a Luis XV. Era una mujer alta, de buena figura y realmente bonita.

El biógrafo Paul Reboux explica en su libro Madame du Barry, que la costumbre en la corte requería que ella ganara un rango social antes de convertirse en la amante del rey. Por eso se casó con Guillaume du Barry y adquirió el título de condesa. Una vez en la corte estuvo involucrada en intrigas, sin embargo, ella no pretendía más que mantenerse en su papel de amante.

—Me contento con un palacio y el corazón del rey —decía Marie-Jeanne a sus más íntimos.

El 29 de abril de 1774 Luis XV se encontró indispuesto. Los médicos notaron su piel llena de brotes.

—Es la viruela negra —murmuraron. La Du Barry acarició amorosa la frente llena de pústulas de su querido Luis XV. Él le dijo:

—En este momento, después de haberme hecho cargo de mi Estado, me debo a Dios y a mi pueblo. Mañana te retirarás y te irás a casa de monsieur D’Aguillion.

Angustiada, ella vaciló, él levantó su mano y le acarició la garganta para dulcificar el penoso momento. La condesa Du Barry partió llorando. Era el final.

Después de muchos sufrimientos, Luis XV murió el 10 de mayo de 1774, terminando sus días como uno de los reyes más impopulares de Francia por su escandalosa vida privada.

Debemos aclarar que el género de la novela biográfica no es un género puro. Tiene tanto de historia y realidad, como de ficción y fantasía. La biografía tiene como mérito estudiar e historiar al personaje en su entorno real. Decir obligadamente la verdad lógica de los hechos. Sin embargo, el mérito de la novela es darle forma a la historia. El autor la adorna con su imaginación. Crea diálogos y presenta los personajes de acuerdo con su concepción personal.