Ya son 24 años sin Lady Di. Un 31 de agosto de 1997 murió la princesa Diana en un accidente automovilístico junto con Dodi-Al Fayed, su pareja de entonces. A partir de ese momento, las cosas cambiaron y poco se pudo sostener el presente en normalidad. Aún así permanece como un suceso inolvidable, y por eso el príncipe Harry llegó a explicar cómo el príncipe Carlos enfrentó darles la noticia a sus hijos de la muerte de su madre.
Cuando Harry habló por primera vez sobre la angustia del príncipe Carlos al decirles a él y William que murió Diana
“Una de las cosas más difíciles que un padre tiene que hacer es decirle a sus hijos que su otro “padre” ha muerto”, dijo Harry en el documental de la BBC, Diana, 7 Days. “Yo no sé cómo puedes hacer con eso”, añadió.
Harry tenía apenas 12 años cuando su madre murió en un accidente automovilístico en París, el 31 de agosto de 1997. En ese momento, él y su hermano, el príncipe William, estaban con su padre disfrutando de unas vacaciones de verano en el castillo de Balmoral en Escocia.
“[Nuestro padre] estaba allí para nosotros, él siempre estuvo a nuestro lado e intentó hacer lo mejor asegurándose que estuviéramos protegidos y cuidados”, dijo Harry. “Pero también estaba pasando por el mismo proceso de duelo”.
“Una noticia incrédula”
A sus casi 37 años, Harry recordó su reacción inicial al enterarse de la muerte de la princesa de Gales como una “noticia incrédula, que me negaba a aceptar. No hubo una repentina oleada de dolor. No creo que nadie en esa posición y a esa edad pueda entender el concepto de lo que realmente significaba para el futuro”.
William agregó: “Recuerdo que me sentía completamente entumecido, desorientado, mareado. Te sientes muy confundido. Y solo te preguntas constantemente: ‘¿por qué yo?, ¿por qué?, ¿qué he hecho? o ¿por qué nos ha pasado esto?”, confesó.
La familia real decidió permanecer en Balmoral, manteniendo a los pequeños príncipes afligidos lejos de las presiones mediáticas que se vivían en Londres, hasta que la inquietud del pueblo británico sobre esa desconcertante decisión los obligó a regresar y mostrarles alguna señal sobre la pena que les embargaba.