Cada vez más parejas apuestan por la no monogamia, pero esto no significa que este modelo sea mejor.
Ambos coexisten porque muchos consideran que el tradicional simplemente no es para ellos.
¿Qué es la monogamia?
En el mundo occidental, la monogania es el acuerdo socialmente aceptado cuando se entabla un vínculo de pareja;
Sin embargo, mucha gente no se ciñe a este modelo y explora relaciones abiertas, intercambio de
parejas o poliamor, en las que las dos partes llegan a acuerdos explícitos para participar en diversos grados de romance y sexo con otras personas.
“La monogamia es un fenómeno social. Cada sociedad tiene sus acuerdos implícitos y en occidente vivimos en sociedades monógamas. La comunidad dicta lo que se permite y lo que no”, explica Mario Guerra, psicoterapeuta y autor de Los claroscuros del amor.
Aunque la no monogamia se practica –y se habla de ella– cada vez más, el experto agrega que “las relaciones abiertas siguen siendo de índole más personal, ya que en nuestra cultura no está aceptada la apertura”.
“Incluso se critica desde lo moral y hasta se les llega a señalar como algo perverso, por eso se hacen en grupos pequeños o se mantienen en privado”.
Uno de los más recientes estudios sobre el tema, “Deseo, familiaridad y participación en el poliamor: resultados de una muestra nacional de adultos solteros en Estados Unidos”, publicado en la revista científica Frontiers in Psychology, señala que si bien lo más común es que en todo el mundo se practique la monogamia en serie, “en las últimas décadas se han producido transformaciones notables en la demografía familiar y de relaciones”, y en este cambio se encuentra una nueva realidad de la intimidad contemporánea que son las relaciones no monógamas consensuadas.
Una generación “no-monógama”
Para el sitio mundial de citas para casados Ashley Madison la estructura tradicional de la monogamia “no le queda a todos”, y consideran que “hacer un cambio hacia la no monogamia sería un buen augurio tanto para las relaciones como para la sociedad”.
Estas afirmaciones se derivan de una encuesta que realizaron a sus integrantes, en abril de este año, sobre la no monogamia en relación con temas de salud mental, planificación familiar, finanzas personales y expresión sexual.
Los resultados los plasmaron en el informe “La nueva generación de la no monogamia”.
Algunos de sus hallazgos fueron que poco más de la mitad de sus integrantes (52%) está de acuerdo en que la sociedad puede beneficiarse de un cambio hacia un estilo más abierto.
El 60% considera que los divorcios disminuirían y que habría menos hogares rotos, mientras que
57% piensa que tendría más control de su vida sexual y que podría ser más franco con sus deseos.
E incluso 51% considera que con una relación así podría darle a su familia e hijos ‘su mejor versión’ como madre o padre.
Asimismo, 82% dijo que su tipo de relación ideal es algo no monógamo, incluida una relación romántica con actividad sexual o parejas ocasionales en lugar de algo serio.
Otro hecho a destacar es que afirman que “las mujeres son las pioneras de la no monogamia”, al encontrar que 26% de ellas, en comparación con 13% de los hombres en Ashley Madison, tienen algún tipo de relación no monógama con su pareja.
Además se encontró que 65% de las mujeres no cree en la monogamia. Y apenas el año pasado 56% de ellas se dio cuenta de ello.
Esto, aseguran, ocurrió porque al pasar mucho tiempo con la pareja durante los confinamientos de la pandemia descubrieron que la persona en la que más confían ya no los satisfacía por completo.
Sin duda alguna, los confinamientos pusieron a prueba muchas relaciones. Hubo , incluso, más separaciones y divorcios, pero por lo visto llegaron a nuevos arreglos, como dar el paso a una relación abierta y adoptar alguna manera de no monogamia consensuada.
¿Es buena una relación no monógama?
Para el psicoterapeuta Mario Guerra las parejas que se suman a estos modelos de relación suelen buscar una ‘no exclusividad’ para explorar y acercarse a experiencias nuevas.
Y también “porque se aburren con facilidad de su pareja, por la monotonía del día a día, al tiempo que creen que un tercero le daría vitalidad a la relación”.
Sin embargo, esto puede ser un arma de doble filo, asegura el experto, porque aunque hay un acuerdo establecido, las emociones y sentimientos son algo que se puede salir de control.
De hecho, dos de los desafíos comúnmente mencionados entre las personas involucradas en relaciones no monógamas consensuales, según el estudio publicado en Frontiers in Psychology, es el manejo de celos y navegar por múltiples vínculos emocionales.
No hay que perder de vista que mientras para algunas parejas esto se trata de una experiencia que podrían repetir de vez en cuando, otros buscarán compartir vínculos sexoafectivos y de convivencia mucho más sólidos con otras personas.