El famoso collar de María Antonieta, es una joya de 2 mil 800 quilates, que marcó el fin de la monarquía francesa, y la muerte de su reina consorte. Y es que aunque no estaba destinado a ser para ella, pues lo había rechazado en numerosas ocasiones, si fue una de las razones por las que la mandaron a la guillotina.
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El collar de María Antonieta
La compra alrededor de este collar estuvo llena de muchas intrigas, hasta convertirse en uno de los últimos escándalos que protagonizó la realeza en Francia, y que intensificó la furia contra María Antonieta, que ya de por si, no era tan popular entre el pueblo francés.
Francia estaba pasando por una crisis económica tan fuerte, que el pueblo se moría de hambre, todo como consecuencia de una guerra que el país había mantenido contra el reino británico y su rey, Jorge III.
Por esta razón, el pueblo veía con lupa cada uno de los movimientos de los reyes, pero sobre todo, de María Antonieta. La compra del collar resultó un terrible escándalo en la corte, y fue el pretexto ideal para comenzar con la Revolución Francesa.
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“Toda Francia estaba convencida de que la reina había comprado la joya más cara de Europa, un collar de 647 diamantes. También creían todos que ella había dicho que si el pueblo no tenía pan, bien podía comer pasteles”, afirmó el prestigioso periodista uruguayo Eduardo Galeano.
La joya costó 2 millones de libras, y la multitud no podía creer que la reina pudiera ser tan frívola para comprar una joya de tal precio, cuenta su gente se estaba muriendo.
Sin embargo, el costoso collar no fue adquirido por María Antonieta y tampoco para ella, todo se trató de una terrible estafa de la que ella no pudo defenderse, y la razón de que la mandaran a la guillotina.
Los esponsales de la compra del collar fueron Jeanne Valois De la Motta (una peligrosa estafadora) y el obispo de Estrasburgo, el cardenal Rohan.
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La maldición del collar de María Antonieta
La historia de este colar comienza con Luis XV, el suegro de María Antonieta. Fue él quien mandó a hacer la joya maldita, para Madame du Barry, su amante.
El trabajo fue encargado a los mejores joyeros de la época, Marc Bassenge y Charles Boehmer, pero la muerte le llegó al monarca, antes de que pudiera entregárselo a su querida.
Fue así como lo joyeros decidieron acudir a la corte española y ofrecerla a Carlos III, quien después de hacer algunos cálculos, se dio cuenta de que no podía adquirir el collar, pues su valor era demasiado alto.
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Después de la desilusión de Bassenge y Boehmer, se les ocurriría acudir con la soberana más caprichosa del momento, María Antonieta.
“El 9 de agosto de 1785, Charles-Auguste Böhmer, uno de los más célebres joyeros parisienses, acudió a Versalles a ver a María Antonieta para solicitar el pago de un collar que la reina había comprado por mediación del cardenal Rohan.
Se trataba de una joya única en el mundo, compuesta por 647 diamantes escogidos entre los más grandes, más bellos y más puros nunca vistos, y en cuya adquisición el joyero había invertido todo su capital.
El collar había sido entregado seis meses antes al cardenal, que tenía que pagarlo en dos plazos, pero hasta el momento no había hecho honor a sus compromisos, exponiendo al joyero al peligro de una bancarrota. El collar costaba, en efecto, la vertiginosa cifra de un millón seiscientas mil libras“, relata la reconocida historiadora Benedetta Craveri.
A pesar de quedar maravillada con el espléndido colla, María Antonieta lo rechazó. Fue entonces cuando Jeanne de Valois-Saint-Rémy, recurrió al cardenal Louis René Édouard de Rohan-Guéméné. Ella tenía la intención de salvarse de la bancarrota, y el cardenal quería ganarse el favor de la reina.
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La estafa del collar de María Antonieta
El plan consistió en que el cardenal Rohan comprara de forma secreta el collar con la excusa de que la reina quería tenerlo. El cardenal acude con Boehmer presentando un contrato firmado clandestinamente por la reina, y este se lo da con la esperanza de que la reine pague por tan cara pieza.
Cuando el joyero se presenta en Versalles para cobrar, María Antonieta se da cuenta del engaño y le pide a su esposo que castigue al cardenal a quien acusa de haber usurpado su buen nombre. Por otro lado, la condesa desbarató el collar para tratar de vender los diamantes por separado.
El parlamento declaró a Rohan inocente, pero María Antonieta no tuvo la misma suerte. Estas intrigas se convertirían en el último escándalo que llevaría a la muerte de la reina y el fin de la monarquía francesa.