Originalmente publicada el 01/07/2022. Los mejores poemas de amor de Pablo Neruda, el poeta que escribió: ‘Me gustas cuando callas porque estás como ausente…”.
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Quién fue Pablo Neruda y de dónde es
Si buscáramos en el diccionario “palabras de amor”, seguramente aparecería la foto y biografía del poeta chileno Pablo Neruda. Su nombre original era Ricardo Eliécer Neftali Reyes Basoalto, nacido en Parral (Chile) el 12 de julio de 1904.
A pesar de que Pablo Neruda pasó a la historia como uno de los mejores poetas que han existido en el mundo -incluso llegó a ganar el Premio Nóbel de Literatura en 1971-, Neruda también estuvo activamente involucrado en la política al ser miembro del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de Chile, senador de su país y embajador de Chile en Francia.
El escritor colombiano Gabriel García Márquez, condecorado también con el Premio Nobel de Literatura, describió a Pablo Neruda como “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”.
Muerte de Pablo Neruda
Su último cargo político fue el de embajador de Chile en Francia, sin embargo tuvo que renunciar a él por cuestiones de salud. Posteriormente regresó a Chile. En diciembre de 1972 se le realizó un homenaje por parte del pueblo y gobierno chileno al que acudió con evidentes problemas en su organismo. Esta fue la última vez que se le vio en público.
En septiembre de 1973 se allanó su [También lee: Frases inspiradoras de Quino, el padre y creador de Mafalda]
Poemas cortos de Pablo Neruda: “Aquí me quedo”.
Yo no quiero la patria dividida.
Ni por siete cuchillos desangrados:
Quiero la luz de Chile enarbolada
sobre la nueva casa construida:
cabemos todos en la tierra mía.
Poemas de amor de Pablo Neruda
Muchos coinciden en que las más románticas frases y los mejores poemas de amor de todos los tiempos salieron de la pluma de Pablo Neruda. Aquí algunas de sus frases románticas más célebres, compiladas de sus poemas de amor más famosas:
Poema 15 de ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’.“Me gustas cuando callas porque estás como ausente…”
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Poema 20 del libro ‘20 poemas de amor y una canción desesperada”
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo, ‘La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros a lo lejos’.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo, sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el último dolor que ella me causa
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Más poemas de amor cortos de Pablo Neruda
Soneto 22 de Pablo Neruda
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
Poema 1: ‘Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos…”
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah, los vasos del pecho!, ¡ah, los ojos de ausencia!
¡Ah, las rosas del pubis!, ¡ah, tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso.
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
Poema 12 de 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda :“Para mi corazón basta tu pecho”.
Para mi corazón basta tu pecho.
Para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté. Y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.