Los hijos de la reina Victoria del Reino Unido fueron 9, cuatro niños y cinco niñas que al crecer, se casaron con otros miembro de las diferentes casa reales de Europa; sin embargo, se dice que nunca consideraron a la reina como una buena madre, ¿por qué?
¿Quiénes fueron los hijos de la reina Victoria del Reino Unido?
Los hijos de la reina Victoria fueron: Victoria, Eduardo VII, Alicia, Alfredo, Helena, Luisa, Arturo, Leopoldo y Beatriz.
El que ganó más notoriedad fue Eduardo VII, pues llegó a ser el rey de Inglaterra; sin embargo, el resto de sus hijos e hijas, llegaron al trono de otras monarquías al casarse con sus reyes o reinas.
¿La reina Victoria era una “terrible” madre?
Tal vez fue la frialdad y la severidad con la que fue criada, lo que pudo haber llevado a la reina Victoria a convertirse en una madre severa y controladora, que no dejó que sus hijos desarrollaran del todo su personalidad.
Algunos historiadores afirman que Victoria detestaba estar embarazada. Cada vez que estaba encinta, decía que se sentía “como un conejo o una cobaya“. Lo que más le disgustaba era la lactancia, que consideraba una práctica repugnante.
Aseguran que no fue una madre cariñosa, en su lugar era severa y criaba a sus hijos de una forma rígida, con quienes además mantenía una relación fría, sobre todo con Bertie, quien llegaría a ser el rey Eduardo VII.
Aseguran que Eduardo VII se convirtió en su decepción desde pequeño, las clases no se le daban bien y sus padres consideraban que era “tonto”, y además poco agraciado.
Victoria decía: “Tampoco es apuesto, con esa cabeza dolorosamente pequeña y estrecha, y esos rasgos inmensos. Ni hablar de su falta de mentón“.
La reina incluso lo llegó a culpar de la muerte del príncipe Alberto, aseguraba que los disgustos que le hacía pasar, lo llevaron a la tumba.
“Nunca puedo ni debo mirarlo sin estremecerme“, escribió en sus diarios sobre su hijo.
Reina Victoria del Reino Unido: madre controladora y severa
También se dice que la necesidad de controlar cada movimiento de sus hijos, resultaba enfermiza, pues llegó a crear una red de espías e informantes que la mantenían al tanto de lo que hacían sus hijos.
Esta estrategia la implemento incluso fuera de Inglaterra, cuando sus hijas, Victoria y Alicia, se casaron con príncipes alemanes, tenía espías en la corte para seguir sus pasos.
Los historiadores aseguran que la reina le escribía todos los días a Victoria y la enfermaba de angustia y preocupación.
Por otra parte, cuando Eduardo VII se casó con Alejandra de Dinamarca, la reina estaba siempre al pendiente del ciclo menstrual de su nuera, y los eventos sociales y los bailes se planeaban para que no coincidieran con su periodo.
La reina Victoria aterrorizaba a sus hijos
Tras la muerte del príncipe Alberto, el estado de ánimo de la reina empeoró, y se volvió más volátil, sus rabietas causaban pánico en la corte.
Ella le decía a sus hijos que no solo era su madre, sino también su soberana, y nunca dejaba que lo olvidaran. La más afectada era su hija menor, Beatriz, a quien mantenía soltera para que se hiciera cargo de ella.
Cuando Beatriz le dio la noticia de que estaba comprometida, se negó a hablarle por seis meses, y sólo cedió al matrimonio con la condición de que vivieran en el palacio con ella.
Victoria quería que sus hijos fueran como el príncipe Alberto. El único que se parecía a su padre era Arturo, el tercero de los varones, años después duque de Connaught.
El hijo con quien más peleó fue Bertie, el mayor. Una vez dijo que su mayor problema era que se parecía mucho a ella.